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La crisis golpea las aulas venezolanas (parte III)

Cuesta arriba y con imprevisibles consecuencias. Así luce el panorama que nos presenta la alarmante deserción que se viene produciendo en las universidades venezolanas desde hace poco más de un año. Por un lado miles de profesionales, técnicos y mano de obra especializada, abandona importantes plazas laborales en la nación caribeña y por otro, las principales casas de estudio comienzan a vaciarse negando una próxima generación de relevo.

Las razones de este fenómeno son variadas, pero todas apuntan hacia el factor económico. Por un lado tenemos el alto costo de las matrículas de la educación privada, que se hace impagable para cualquier joven que no posea trabajo y menos para el gasto familiar que debe concentrarse en la alimentación. Por otra parte, la educación pública se convierte en una buena oferta para los sectores menos favorecidos, pero los gastos en transporte, material de estudio, comida y hospedaje, alejan a los muchachos y a las muchachas de las aulas de clase.

 

Estadísticas manejadas por la Universidad central de Venezuela (UCV) para medir la deserción estudiantil en los últimos años

Para el mes de junio, la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela (UCV), reveló que en esa casa de estudios los niveles de deserción alcanzaron un 30% durante el primer trimestre de 2018, pero el caso de los profesores es más grave aún, pues en el mismo período se registró el 40%. Hasta ahora no hay cifras más actualizadas, pero no hay ningún evento que haya podido revertir la tendencia.

“Hemos estado trabajando en el tema de la permanencia del personal profesoral universitario, no podemos negar el impacto de la migración en ese sector. La planta de maestros en educación pública se ha mantenido casi inalterada, pero en el ámbito universitario tenemos que estar atentos para garantizar la permanencia de gente calificada” Elías Jaua, Ministro de Educación

La otra “Alma Mater”

La necesidad de obtener ingresos para vivir, lleva a muchos estudiantes a abandonar las aulas de clases para ingresar temprano al mercado laboral. Una vez allí, mantener simultáneamente estudios y trabajo, se convierte en un reto heroico debido a la situación de hiperinflación que atraviesa el país. Laura Torrealba dejó de estudiar Administración de Empresas hace dos semestres en una universidad privada de las más económicas para ayudar a mantener a su familia. “Mi situación era: o estudio o no comemos. Cuando ves a tus padres y hermanos en esa situación, estudiar ya no es una opción. Mis padres son ancianos y mi hermano y yo tenemos que mantener un hogar de cinco personas”, comentó.

Aulas, pasillos y áreas comunes de las principales universidades del país, muestran un panorama cada vez más desolador

Emily Peñalver tiene listos sus papeles para emigrar a Perú. Hasta el semestre pasado estudió Comunicación Social. “Me voy a probar suerte. Tengo algunos amigos allá y algunas ofertas de trabajo. No es nada seguro, pero aquí tampoco lo tengo”.

El ingreso temprano al mercado laboral y la migración de potenciales nuevos talentos, son los escenarios de esa “Alma Mater” conocida como la Universidad de la Vida, academia llena de tropiezos donde el éxito no está garantizado.

Camino por vereda

“Los estudiantes que emigran de Venezuela cambian la educación gratuita por trabajos forzados en otro país”. La afirmación la hace la profesora y socióloga Marlene Rodríguez, quien como activista política en contra del gobierno venezolano, recomienda a sus alumnos que “cursan materias por encima del quinto semestre… paciencia y perseverancia porque es mejor llegar con un título en las manos a otro país que como bachiller”.

Muchos venezolanos que emigran sin título universitario, ven limitadas sus posibilidades de conseguir trabajos de mayor remuneración

Reconoce que las aulas que conservan mayor número de alumnos son las creadas durante el gobierno de Hugo Chávez, pues supone que muchos de estos estudiantes comparten la ideología del gobierno.

En Venezuela la educación desde el nivel inicial hasta el universitario, es gratuita y de calidad. Muchos países de la región lo comprueban cuando ingresan profesionales venezolanos a sus mercados laborales. La crisis económica ha golpeado todos los niveles de la sociedad y uno de los que puede tardar más tiempo en recuperarse, es el sistema educativo, abandonado por docentes y alumnos que tardarán muchos años en formarse de nuevo cuando pase la peor parte del bajón económico.

Con Información de El Sol de Oriente

RB

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