La abrupta salida de DirecTV de Venezuela afectó a unos 10 millones de usuarios y demostró una vez más que el manoseado asunto de las sanciones, no es una estrategia dirigida exclusivamente a atacar al gobierno y sus funcionarios, sino que todo el pueblo está siendo castigado. El tema se une al del combustible, medicinas, alimentos, las tarjetas de crédito o los programas informáticos de diseño, por citar algunos, y revive el debate sobre la necesidad de impulsar la soberanía tecnológica.
Uno de los esfuerzos más grandes legados por Hugo Chávez, y parte de su testamento político incluido en el Plan de la Patria, fue justamente procurar la independencia nacional en materia de tecnología, pero la compleja realidad enfrentada por Nicolás Maduro y la burocracia ineficiente, alejan al país del objetivo. El tema lo abordamos desde VTactual con el informático y activista del software libre Luigino Bracci, quien lleva casi dos décadas advirtiendo que escenarios como el de DirecTV llegarían tarde o temprano.
Tan cerca, pero tan lejos
El tiempo una vez más demostró que no era un capricho iluso forjar la independencia tecnológica en Venezuela. Para Luigino Bracci la decisión de retirarse de DirecTV es otra razón para volver sobre el tema. «Lo de DirecTV es una evidencia más de que cualquier empresa estadounidense puede ser presionada para cortarnos servicios a los venezolanos, lo que implica un reto de que tenemos que desarrollar tecnologías alternas que nos permitan continuar adelante en el caso de que eso pase», diagnostica.

El planteamiento de Bracci hace suponer que en cualquier momento el gobierno de Estados Unidos nos puede someter a un «apagón tecnológico«, ya que a pesar de las políticas diseñadas, aún estamos atados a su tecnología. «Hay un riesgo de que quienes usan a diario redes sociales Facebook, Twitter, Gmail, puedan ser afectados porque el gobierno estadounidense los pueda obligar a dejar de prestar el servicio. Si eso pasara nos obligaría a crear las alternativas. Hubo una experiencia de un servicio de correo electrónico venezolano parecido al Gmail que tuvo la Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela (CANTV) en 2005, pero ese sistema desapareció porque no se tuvo una estrategia para competir».
Para el informático, aunque estos riesgos representan una oportunidad de desarrollo propio, lamenta que se tenga que avanzar en condiciones de máxima presión y no cuando se implementaron esas políticas hace más de 10 o 15 años. «El presidente Chávez emitió un decreto en 2004 para migrar toda la plataforma tecnológica de Petróleos de Venezuela, SA (PDVSA ) a software libre y jamás se cumplió. En PDVSA hubo la más fuerte de todas las resistencias a ese cambio y hoy que sabemos lo de Rafael Ramírez (acusado de corrupción), entendemos que haya tenido gente de confianza que decía que ‘PDVSA no era para desarrollar aplicaciones sino para comprarlas’. Hoy entendemos porqué había en PDVSA personas interesadas en que hubiera dependencia tecnológica».
Después de DirecTV ¿van por el Internet?
Ese es uno de los mayores temores de cientos de miles de personas, cuya forma de sostenerse económicamente depende de la conectividad a internet. «Hay una posibilidad de que eso suceda porque Venezuela está conectada a internet por medio de muchas empresas estadounidenses o de sus aliados del Grupo de Lima o la Unión Europea. Ahora, eso no lo han hecho ni con Cuba, ni con Irán u otros países de lo que ellos llaman el ‘eje del mal’, y no lo hacen porque consideran que internet es el medio a través del cual ellos pueden hacer llegar su verdad. Creo que solo lo cortarían si vieran que usándolo logramos revertirles el juego a ellos».

Sin embargo, hay evidencias de que se presta un servicio selectivo y con una abierta tendencia política con el acceso a internet desde sus empresas en Estados Unidos. «La gran mayoría de las cuentas de Twitter que están constantemente suspendiendo, son cuentas del Estado venezolano, de funcionarios del gobierno o de simpatizantes del gobierno. Las cuentas de corporaciones o simpatizantes de la oposición, jamás se les toca», ilustra Bracci sobre la discrecionalidad del uso de estos servicios.
Avanzar en medio del bloqueo
En muchas oportunidades se planteó el tema de la transferencia tecnológica con países aliados, como una vía para procurar la independencia en este sector. Luigino Bracci piensa que antes de caer en esa tentación, es necesario observar algunos detalles. «Nosotros como país independiente tenemos que definir nuestro camino, saber hacia dónde vamos y qué queremos hacer tecnológicamente. Podemos escuchar a los países aliados con sus consejos, sugerencias y experiencia, pero el camino lo tenemos que establecer nosotros».

Bracci piensa que depender tecnológicamente de un país aliado es un riesgo siempre. «No soy analista geopolítico, pero un país que hoy es aliado, mañana puede cambiar completamente. Fue lo que nos pasó con el caso de Brasil o Argentina con el caso de los TDA (Televisión Digital Abierta), dependíamos de ambos países y ocurrió ese cambio político y los proyectos quedaron paralizados. Yo quiero creer que Rusia o China van a seguir el camino que tienen por muchos años, pero uno no sabe».
Insiste el informático en tener claridad en el camino autónomo a seguir en esta materia, porque por muy buena que sea la voluntad del aliado, no tendrá el conocimiento de las necesidades venezolanas si no hay claridad interna primero. Por último, reconoce las enormes capacidades de los desarrolladores de tecnologías en Venezuela, pero también la facilidad con la que son captados por la empresa privada contraria al proceso político del país. «Esa es una realidad que pasa en todos los países que intentan construir el socialismo, que el capitalismo trata de captar a los tecnólogos y llevárselos».
Randolph Borges/VTactual.com