Como si se tratara de una suerte de estrella amarrilla como la que los nazis colocaron en la ropa de los judíos durante la Alemania de Hitler, varios países suramericanos decidieron aliarse en una declaración conjunta en la cual piden una tarjeta de identificación para los venezolanos migrantes. El mecanismo acordado en la Declaración de Quito, en septiembre pasado, permite establecer “acciones conjuntas” frente al fenómeno migratorio venezolano, hecho sin precedentes en la región.
La Tarjeta de Información Regional para Migrantes Venezolanos, que se decidió implementar en la reunión efectuada en la capital ecuatoriana, aportará información y monitoreo sobre los migrantes venezolanos en la región. La tarjeta incluirá datos de vacunación, antecedentes penales y formación académica, entre otros datos discriminatorios con los que evaluarán si el ciudadano venezolano es “apto o no” para ingresar en alguno de los países firmantes.
Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guyana, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay, son los firmantes de este documento en el que los representantes de esos países manifestaron su voluntad de cooperar técnicamente entre los Estados para lograr “ayudar” a los migrantes venezolanos, que según las cifras que ellos manejas, ascienden a 2,3 millones de personas.
¿Persecución o ayuda?
En nuevas reuniones efectuadas tras esta declaración, se acordó renombrar la Tarjeta de Información Regional para Migrantes Venezolanos y se le puso el nombre de Tarjeta de Movilidad Regional a Tarjeta de Información Regional. La próxima cita de este grupo, que dice tener fines altruistas con la migración venezolana, será para la segunda semana de noviembre de 2019.
Esta iniciativa jamás fue empleada o al menos sugerida para las masivas migraciones de colombianos que huyeron una guerra interna que recientemente fue revivida por el gobierno de Iván Duque, o las que escapaban de la violencia en Perú cuando el terror invadió a esa sociedad. Tampoco estas ideas llegaron para acompañar a los que huyeron de las dictaduras asesinas de Argentina, Chile o Uruguay. Tras estas tarjetas que pretenden “marcar” a los venezolanos en el continente, hay mucho que analizar.
RB