En la política, como en la ficción, el absurdo no tiene límites. El presidente de Estados Unidos, #DonaldTrump, que reconoció como presidente a un diputado que se autojuramentó en una plaza de Caracas, que felicitó el levantamiento en armas de un grupito de militares venezolanos contra el gobierno de Nicolás Maduro en abril pasado, y que pide la salida forzosa del gobierno de ese país, ahora denuncia que la oposición política estadounidense le quiere dar un “golpe de Estado”.
De no ser tan retorcida la situación, llamaría poderosamente a la risa, pero en este ambiente le gusta manejarse al magnate que gobierna la primera potencia bélica del mundo. Frente al “impeachment” o juicio político que los demócratas impulsan en su contra por “poner en riesgo” la seguridad nacional, el inquilino de la Casa Blanca denunció que sus oponentes están violando la voluntad del pueblo estadounidense.
«Como conozco más y más cada día, estoy llegando a la conclusión de que lo que sucede no es un juicio político, es un golpe de Estado destinado a arrebatar el poder al pueblo: su voto, sus libertades, su Segunda Enmienda, su religión, su Ejército, su muro fronterizo y los derechos que Dios les otorgó como ciudadanos de los Estados Unidos de América!», escribió el polémico mandatario en su cuenta twitter.
Implicaciones de un juicio político
Un juicio político es un proceso muy largo que no necesariamente apartaría al presidente de sus funciones de forma inmediata. Pero de ser hallado culpable, el acusado enfrentaría cargos por “traición, cohecho u otros delitos y faltas graves”. Este sería el caso de Trump, quien pidió al presidente de Ucrania Vladímir Zelenski, investigar a uno de sus adversarios políticos, con lo que pidió la interferencia de un país extranjero en asuntos domésticos.
Pero el magnate no ve en el horizonte su salida de la Casa Blanca. La mayoría republicana en el Congreso le asegura un respaldo a la hora de levantar la mano para votar el caso. Con este apoyo abrumador, Trump requeriría que al menos 20 de sus colaboradores en el Congreso votaran en su contra, cosa que se vislumbra muy improbable.
RB