Una de las más conocidas enseñanzas cristianas habla de «poner la otra mejilla», para reflejar que no se debe responder al mal con más daño, sino con el bien, pero ¿hasta dónde puede llegar esta premisa?
Venezuela es un ejemplo. Desde la llegada al Gobierno, Nicolás Maduro ha convocado innumerable cantidad de veces a la oposición política de ese país al diálogo, para lograr un acuerdo mínimo de conviviencia y fomentar reglas sanas en el juego político, económico y social de la nación; la respuesta, ha sido siempre violencia y desacato.
El ejemplo más reciente fueron cuatro meses de terrorismo a diario en distintos focos violentos del territorio nacional, con un saldo final de 120 muertos y millones de bolívares en pérdidas.
A pesar de este escenario y de todas las acciones internacionales ejercidas por la derecha para lograr una intervención extranjera que logre derrocar al Gobierno, Nicolás Maduro sigue convocando al diálogo.
El jefe de la delegación del Gobierno para el diálogo, Jorge Rodríguez, reiteró este jueves, una vez más el llamado a un encuentro y a superar todos los obstáculos para reimpulsar las mesas de trabajo entre ambos sectores políticos. «Creemos estar bastante cerca de sobrepasar esos obstáculos. Esperamos respuesta de la oposición en próximas horas», declaró Rodríguez. Sin embargo, el presidente Maduro denunció este viernes que la orden de no dialogar, fue impartida desde Miami.
Esos obstáculos serían: división de la Mesa de la Unidad Democrática, presiones desde Miami para que la oposición abandone las conversaciones y retome la violencia en el país. Entretanto, la derecha no acudió a la cita en República Dominicana y la delegación del Gobierno se devolvió del país caribeño reiterando la convocatoria.
Mientras, la derecha amenaza con encender de nuevo la violencia en las calles, las consecuencias de estas acciones terroristas, las pagan siempre los más pobres, ¿Hasta dónde estará dispuesto el pueblo venezolano a volver a poner la mejilla?.
JS