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7 evidencias que desacreditan a la dirigencia opositora para gobernar Venezuela

Según documentos desclasificados y evidencias históricas comprobables, los gobiernos de Estados Unidos tienen más de 20 años tratando de evitar y derrocar la consolidación de la Revolución Bolivariana en Venezuela. Desde antes de la llegada del líder socialista Hugo Chávez al poder, ya eran evidentes los esfuerzos de Washington por impedir su arribo al poder, y luego su permanencia en el mismo. A su sucesor, Nicolás Maduro, tampoco le han dado descanso.

Pero la mayor responsabilidad del fracaso estadounidense en esa aventura, reposa en la oposición venezolana, que pese a contar con el apoyo financiero y logístico de EEUU, ha fracasado de múltiples maneras. VTActual hace un recuento de las 7 evidencias que desacreditan a la dirigencia opositora para gobernar Venezuela.

7. Falta de proyecto político

Desde que comenzó la Revolución Bolivariana de la mano de Hugo Chávez en 1999, la oposición no ha presentado un proyecto alternativo que, desde lo político, logre convencer a las masas para que les favorezca con el voto. El discurso opositor se caracteriza por imponer consignas vacías que cuestionan al gobierno sin dar una oferta a cambio. “Vete ya”, “fuera el comunismo”, “no dejes que te quiten a tus hijos”, son algunas de las posturas opositoras que nunca han terminado en proyectos políticos. Incluso una candidata se atrevió a hablar de “capitalismo popular” para tratar de captar el voto chavista, pero el cascarón vacío tampoco funcionó.

6. Intereses extranjeros prevalecen a los nacionales

En abril de 2002 la oposición venezolana asestó un golpe de Estado contra Hugo Chávez con el apoyo de Washington. El gobierno de George W. Bush fue el primero en reconocer al empresario Pedro Carmona como presidente autojuramentado. Desde entonces, incluso antes, ha sido difícil desvincular los intereses de grupos económicos y la cúpula política opositora con la defensa de los intereses norteamericanos, que recientemente apoyaron otro intento de golpe de Estado que fracasó el 30 de abril en manos de Juan Guaidó, quien también goza del respaldo de la Casa Blanca.

5. Predilección por el atajo para llegar al poder

Un discurso inconsecuente y contradictorio, es el que predomina en la mayoría de la dirigencia opositora venezolana que tiene mayor exposición en los medios. Cuestionan el sistema electoral, que les ha llevado a muchos de ellos a ocupar cargos de gobernaciones, alcaldías y diputaciones, porque no les ha llevado a la presidencia de la república. Sin embargo, cuando ganan dan por bueno el resultado. Ante el fracaso electoral, han recurrido a golpes de Estado, paros petroleros y económicos, sabotaje a industrias básicas, protestas callejeras violentas y desacato a las instituciones. Semejantes actos de malcriadez, le han restado apoyo, pero sobre todo respeto dentro y fuera de Venezuela.

4. Ausencia de liderazgo

La falta de un discurso y acciones coherentes con la idiosincrasia del venezolano, es la constante en los diferentes dirigentes opositores del país. Sus rivalidades internas, rupturas, luchas por el dominio de parcelas políticas y por recibir el apoyo logístico extranjero, condenaron al fracaso cada una de las iniciativas de los adversarios del gobierno. En recientes declaraciones filtradas a la prensa, el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, admitió las dificultades que ha tenido Washington para maniobrar con estos personajes. “Nuestro dilema, que es mantener a la oposición (venezolana) unida, ha resultado ser tremendamente difícil”, reconoció.

3. La muerte como arma política

A demonstrator looks on as motorcycles belonging to riot security forces are set on fire during a rally against Venezuela’s President Nicolas Maduro in Caracas, Venezuela. REUTERS/Carlos Garcia Rawlins

2002: 19 muertos tras el golpe de Estado. 2004: más de 20 muertos tras las primeras “guarimbas”. 2007: varios muertos y heridos con protestas violentas de los “manos blancas”. 2014: segundas guarimbas cobran la vida de decenas de personas. 2017: nuevas guarimbas repuntan con más de 127 muertes en todo el país. Todas estas protestas violentas han contado con francotiradores, mercenarios, paramilitares y hampa común contratada para ejecutar las acciones. Ello sin contar con asesinatos selectivos contra figuras del chavismo como el fiscal Danilo Anderson, el concejal Eliécer Otaiza o el diputado Robert Serra, cuya autoría se ha vinculado a figuras de la oposición.

2.  Irresponsabilidad política

A pesar de todo lo anterior, la oposición jamás ha reconocido ninguno de sus errores. Políticamente es muy sencillo asumir una victoria, pero no vemos a muchos políticos asumir la responsabilidad de una propuesta que fracasa. Fue justamente una acción de este tipo la que llevó a Hugo Chávez a las preferencias populares, tras reconocer su responsabilidad en el fallido levantamiento militar de 1992. Sin embargo la oposición no aprendió nada de esa experiencia y se niega a reconocer sus errores que le siguen costando muy caro a su éxito político y al país en general.

1. El odio como herramienta de control

La oposición aún goza del dominio mayoritario de la opinión en medios de comunicación, no solo en Venezuela, sino en la maquinaria mediática internacional. Con este control se permiten imponer criterios que rebasan los límites de lo aceptable en cualquier país democrático, como la justificación del asesinato político como necesidad, o como el desconocimiento del Estado para imponer un presidente apoyado desde el extranjero. El odio político es una constante en canales de TV, emisoras de radio, medios impresos e Internet. Sus consecuencias ya han causado pérdidas irrecuperables y a futuro son impredecibles.

RB

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