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La crisis golpea a las aulas venezolanas (Parte II)

Cifras no oficiales recogidas por diferentes universidades venezolanas en la Encuesta de Condiciones de Vida (Econvi 2017), estiman que entre 250 mil y 300 mil niños y adolescentes abandonaron definitivamente el sistema educativo durante el año pasado. La misma fuente refleja que casi 3 millones de alumnos de educación básica y diversificada podrían perderse el próximo año escolar.

La deserción escolar es un fenómeno que en años recientes viene creciendo producto de las dificultades económicas que atraviesa el pueblo venezolano. Pero si nos adentramos en sus causas, encontraremos un abanico de condiciones que la provocan. En principio, hay que aclarar que no es lo mismo un niño que abandona el sistema educativo en Venezuela para ingresar en el de otro país por motivos migratorios, que el niño que deja de asistir a clases de manera permanente para dedicarse a otras actividades o a quedarse en casa.

Deserción escolar podría marcar cifras récord para el año escolar 2018-2019

También existe la asistencia intermitente, representada por estudiantes que dejan de acudir a clases porque no tienen nada qué comer o no pueden pagar el transporte colectivo. Los alumnos agrupados bajo esta característica, no están técnicamente fuera del sistema educativo, pero ven afectado su rendimiento y su capacidad de mantener la continuidad del proceso de aprendizaje.

Otra variable que viene creciendo peligrosamente, es la ausencia de personal docente, que por haberse ido del país, por dificultades con el transporte o por dedicarse a otras labores más lucrativas, han abandonado las aulas de clases provocando retrasos en el proceso de formación que todavía no es posible calificar.

¿Dónde están los desertores?

Salir a cualquier calle de las urbes venezolanas, responde rápidamente a esta pregunta. Una de las luchas más nobles y persistentes que tuvo el gobierno de Hugo Chávez, fue el rescate de la niñez abandonada en las calles, eliminar el trabajo infantil y reinsertar a esta población a las escuelas. La obra empezó, se detuvo y ahora retrocede peligrosamente.

Los niños en situación de calle reviven los fantasmas de la deserción escolar que se había superado

Esa niñez desescolarizada se viene sumando con impredecibles consecuencias a la vida callejera. Diariamente se exponen a mafias que los explotan de diferentes maneras, dentro de las cuales operan regularmente personas allegadas a su círculo familiar. Muchos de estos niños se dejan ver pidiendo dinero en las calles, enrolados en bandas de carteristas o buscando comida en basureros. Decenas de ellos fueron utilizados por sectores opositores como “carne de cañón” en las protestas violentas de 2017, conocidas como “las guarimbas”.

Políticos y medios de comunicación opositores usaron a niños desescolarizados en protestas violentas de 2017

Otros dejan los estudios para ganarse la vida de cualquier forma. Niños y adolescentes deambulan en autobuses de pasajeros, el sistema de trenes subterráneos y en los semáforos, mientras venden caramelos u otras golosinas con las que ganan algún dinero para llevar a casa o a sus explotadores. Los más afortunados, tal vez por ser más pequeños, se quedan en casa al cuidado de algún familiar, sin embargo esa condición los mantiene al margen del sistema educativo.

Gracias por todo, profe…

La emigración de venezolanos hacia distintos destinos afecta a todos los sectores de la vida nacional. La docencia no es la excepción y por supuesto sus consecuencias se suman a los problemas ya enumerados que enfrenta la educación en Venezuela.

La ausencia de docentes por migración o cambio de actividades, es otro dolor de cabeza para el sistema educativo venezolano

Marina Betancourt es maestra de sexto grado en una escuela pública, y en pocos días se irá del país rumbo a Chile. Al finalizar el año escolar, se despidió de sus alumnos en un emotivo acto planificado en secreto por los pequeños. Los niños habían decorado el salón con globos, dibujos y cartas; en la pizarra pintaron en colores la frase “Gracias por todo, profe…”. Con lágrimas en los ojos, la maestra Marina cuenta que “siempre es duro despedirse de un buen curso, pero estas circunstancias especiales golpean aún más. Esto me marcó de por vida”, aseguró.

La vacante de la maestra Marina aún no cuenta con reemplazo para el año escolar que viene. Su caso se repite multiplicado en todo el sistema educativo, advierte Herminda Romero, directora del plantel. “Desde el ministerio no se está cancelando al personal suplente, y si se cancela su trabajo, esto sucede cuando el monto ya se ha devaluado hace tiempo. No contamos con personal para reemplazar a los que se van o para cubrir suplencias”, lamentó.

RB

La crisis golpea las aulas venezolanas (Parte I)

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