Los ciudadanos de varios países de Europa enfrentarán en los próximos días una inminente dificultad durante el período vacacional veraniego de este año. Existe incertidumbre para muchos en cuanto a si podrán o no llegar a sus destinos para los días de ocio y recreación.
Por segundo año consecutivo se pone en jaque el verano, luego de que en agosto de 2017 cesaran operaciones los agentes de seguridad del aeropuerto de El Prat, que sirve a la ciudad de Barcelona, uno de los principales destinos turísticos europeos, en la comunidad autónoma española de Cataluña.
Ahora se trata del paro de los trabajadores en tierra de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena), el cese de funciones temporal de la plena plantilla de la empresa Iberia en Barcelona y la huelga de pilotos de la línea aérea Ryanair en Irlanda y de sus tripulantes de cabina en cuatro naciones europeas.
Crisis derivada de Ryanair
Éste último asunto es el que más agudiza la crisis aérea en Europa, por ser Ryanair uno de los principales operadores aéreos de bajo costo en la región, pues encabeza junto a la británica EasyJet las estadísticas de movilización de pasajeros.
Entre ambas compañías de low cost movilizaron 210 millones de viajeros en 2017 dentro la Unión Europea, de acuerdo a cifras de la Agencia Europea de Seguridad Aérea (Aesa).
Exigen mejoras en las condiciones salariales, pero los trabajadores de Ryanair centran sus peticiones en que sea aplicada la Legislación de cada país en el que operan, pues actualmente son regidos por la jurisprudencia del ámbito laboral de Irlanda, nación de origen de esta aerolínea.
Los sindicatos, entre ellos la Asociación de Empresas de Servicios de Asistencia en Tierra en Aeropuertos (Aseata), la Unión Sindical Obrera (USO) y las Comisiones Obreras (CC.OO.), rechazan que la empresa irlandesa trabaje bajo la figura de contrataciones temporales, sin ofrecer salario base sino una remuneración en función de las horas de vuelo acumuladas.
Además, la medida anunciada por los pilotos y tripulantes de Ryanair será la primera en desarrollarse. Ha sido convocada para los días 25 y 26 de julio, con lo cual coincide con la temporada vacacional de verano.
Un centenar de pilotos de Ryanair en Irlanda pararán, en demanda de que se les reconozca la antigüedad y se establezcan criterios para la promoción dentro de la empresa.
El país más afectado es España, pero la huelga en Ryanair se desarrollará también en Bélgica y Portugal a la espera de que se sumen tripulantes de cabina en Italia. Se estima que el paro incida negativamente en más de 400 rutas cubiertas por la compañía.
Sólo en territorio español unas 50 mil personas han adquirido boletos aéreos para viajar durante la fecha en la que se lleva a cabo el cese temporal de operaciones en Ryanair, a quienes la aerolínea ofrece el reembolso o su reubicación en vuelos que operarán en días anteriores o posteriores al paro.
Una huelga tras otra
Transcurrida la interrupción de los vuelos de Ryanair, España afrontará luego la huelga de los trabajadores de Iberia en Barcelona, los días 27 y 28 de julio y después 3 y 4 de agosto, quienes denuncian incumplimiento de acuerdos laborales por parte de la corporación, sobrecarga de labores y extensas jornadas de trabajo a causa de la escasez de personal operativo.
Los trabajadores de Iberia reclaman contratos indefinidos y piden a la corporación reestructurar y definir adecuadamente los horarios de jornada laboral, lo cual permitirá optimizar las operaciones del aeropuerto de El Prat, en Barcelona.
Dos reuniones del Comité de trabajadores de Iberia y representantes de la empresa, la última este viernes 20 de julio, no han logrado que se desconvoque la huelga de operaciones en el referido terminal aéreo.
El Prat figura entre los aeropuertos de Europa con mayor índice de retrasos, lo cual es atribuido por los trabajadores en tierra de Iberia al insuficiente personal operativo y alertan que, de no recibir atención en sus peticiones, la situación se agudizará durante el período veraniego.
El paro llega a los rieles
El fenómeno de las huelgas de transporte en verano se extiende al ámbito ferroviario, pues la Administración de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) y la Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles (Renfe) han anunciado paros parciales desde este 27 de julio.
La medida de presión puede extenderse hasta diciembre, según advierten las direcciones de ambos entes, si acaso el Ministerio de Fomento no ofrece soluciones a los problemas que enfrenta el sector.
Secciones sindicales ferroviarias españolas dentro de la Confederación General del Trabajo (CGT) exigen soluciones a la pérdida de poder adquisitivo, nuevas contrataciones para enfrentar el déficit de personal y el establecimiento de un contrato programa entre Ministerio y las administraciones de ferrocarriles.
El pasado verano también se produjeron paros en la Renfe. La huelga en 2017 afectó a unos 20 mil pasajeros por cancelación de trenes en los servicios de alta velocidad española (AVE) en larga y media distancia.
La nueva medida de paro en España se dará luego de una extendida huelga desarrollada en Francia por trabajadores de la Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF), que afectó incluso el servicio internacional de trenes desde este país.
En rechazo a la reforma ferroviaria impulsada por el gobierno de Emmanuel Macron, la SNCF realizó paros dos de cada cinco días a la semana, entre el 3 de abril y el 28 de junio de este año, totalizando 36 jornadas de perturbaciones del tráfico intereuropeo.
Tras la aprobación de la reforma impulsada por el Gobierno francés, los ferroviarios galos han dispuesto que circulen sólo cuatro de cada cinco trenes de alta velocidad franceses (TGV) y han llamado a mantener la protesta durante este verano, sin que hasta ahora haya una confirmación de la extensión de la huelga para el referido periodo.
MFD