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Desconcierto económico en Colombia (Parte II)

Colombia y Venezuela comparten una frontera común de 2.219 kilómetros, y por el dinamismo político, económico y cultural, es la frontera más viva de Suramérica. Esta condición ha traído altibajos en las relaciones entre ambos países, con un saldo negativo para Venezuela en lo económico y lo social, ya que al poseer históricamente una economía subsidiada, debido a su riqueza petrolera, sus vecinos se han beneficiado del contrabando por los caminos ilegales y con la migración masiva que mantiene a 6 millones de colombianos viviendo en Venezuela.

Desde que el gobierno de Hugo Chávez incrementó la política de subsidios a los alimentos y la gasolina, la situación se ha agravado hasta el punto de que el gobierno venezolano tildó de “desangre” las diversas formas de contrabando que se avivaron en la frontera. La instalación de casas de cambio ilegales para afectar a la moneda venezolana, forma parte del ataque sistemático que Colombia, con la tutela de Washington, sostiene contra Venezuela.

Como defensa ante esta situación, el presidente venezolano Nicolás Maduro implementó una serie de medidas para «cortar de raíz» con las “mafias del contrabando”. Una de ellas, elevó el precio del combustible a estándares internacionales, manteniendo el subsidio interno a través del registro de ciudadanos con el Carnet de la Patria. Caracas estima que pierde unos 18.000 millones de dólares al año por el “robo” de gasolina hacia el país vecino.

«La gasolina y los hidrocarburos internos tienen que colocarse al precio internacional para que se acabe el contrabando hacia Colombia». Nicolás Maduro, presidente de Venezuela

Contrabando de extracción

Colombia tiene un altísimo precio de la gasolina en comparación a sus vecinos venezolanos. Un galón del combustible cuesta 8.882 pesos (3 dólares), lo que equivale a 0,79 $ por litro. El subsidio que el gobierno aún mantiene en Venezuela, hace que la gasolina prácticamente sea gratis, por lo que su contrabando hacia Colombia resulta muy lucrativo para el espíritu transgresor y «vivo criollo», que habita en un gran número de colombianos.

El contrabando y venta de combustible venezolano en Colombia, es una actividad ilegal que está a la vista de las autoridades de ese país

Para el sociólogo y ex ministro de economía, Luis Salas, las decisiones del gobierno venezolano afectarán significativamente la economía neogranadina, “pero lo hará también aquí (en Venezuela), en la frontera al menos, pues hay una economía de ilegalismos que vive de eso. En todo caso infiero que del lado de allá será más grave”.

Salas augura que la situación en la frontera puede caldearse porque la ilegalidad presente en la zona, avivada por el gobierno antivenezolano, va a buscar las vías de burlar las medidas para seguir obteniendo beneficios. El economista y miembro del Observatorio Venezolano de la Realidad Económica (OVRE), Ingerzon Freites, estima que la situación se complique “sobre todo en Cúcuta… la economía de esa ciudad depende de lo que pasa en Venezuela y esa restricción la va a afectar significativamente”.

“Colombia tiene un deliberada política de empobrecimiento del vecino con nosotros (Venezuela), por razones políticas y económicas”. Luis Salas, sociólogo.

Las autoridades venezolanas mantienen una dura lucha contra la extracción de alimentos subsidiados hacia Colombia, pero los caminos de esa actividad sobrepasan sus capacidades

El contrabando de alimentos desde Venezuela hacia Colombia, también se deja sentir con fuerza en la frontera. Maduro ordenó restricciones en el paso de mercancía hacia Colombia por el tráfico ilegal de productos subsidiados por Venezuela a su pueblo, mientras Bogotá avanza hacia el aumento de sus impuestos a los sectores más pobres. Luis Salas  explica que “en la frontera se mantiene el consumo que alimenta una economía de la ilegalidad, pero a lo interno de Colombia tiene un efecto más perjudicial pues los productos de contrabando venezolano compiten con los de los productores colombianos”.

“Santos privilegió atacar a Venezuela y mantener la economía ilegal de la frontera ligada al narcoparamilitarismo. Supongo que Duque hará lo mismo”, concluyó el analista.

El vecino incómodo

Colombia tiene un historial de agresiones contra sus vecinos venezolanos que no sólo comprende el tema económico. La guerra colombiana arrojó una carga social sobre Venezuela de más de 6 millones de personas desplazadas por la pobreza, la violencia y el terror. Desde el inicio del chavismo se han multiplicado las incursiones y amenazas bélicas en la frontera, con movimiento de tropas, aviones y carros blindados.

Como principal productor de drogas en el mundo, Colombia usa los espacios terrestres, aéreos y marítimos de Venezuela como puente para el negocio del narcotráfico, del cual sus socios y principales consumidores de narcóticos, Estados Unidos, se han hecho de la vista gorda para mantener un negocio que, a fin de cuentas, los beneficia a ambos.

Colombia al servicio de Washington, se consolidó como el vecino incómodo para Venezuela y sus políticas de soberanía

Una sociedad envilecida por la droga, la prostitución y la guerra, gobiernos enemigos herederos de rencillas centenarias, la dependencia política de los designios norteamericanos que dejó instalar siete bases militares de EE.UU, para la preocupación de los países colindantes, la campaña mediática de constante ataque contra Venezuela. Todo ello convierte a Colombia en ese vecino problemático con el que se hace casi imposible la convivencia en paz.

RB

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