El sumo pontífice hace presencia esta vez en Chile, donde entre un dispositivo de seguridad con más de cuatro mil efectivos se dio paseo y ejecutó una eucaristía en la zona más pobre del país andino donde hace vida la mayor parte de la comunidad Mapuche, que aun pelea los espacios arrebatados hace más de 100 años.
La visita se habría complicado luego de que la comunidad mapuche en un acto de protesta quemará 3 iglesias católicas y una evangélica como acto de protesta ante la religión que sería principal artífice del desfalco e invasión de los territorios mapuches de la mano con el imperio español y sus aliados.
En este ambiente de gran tensión, su santidad, dirigió una misa bastante pacífica donde ante la mirada de miles de mapuches conversó sobre el tema y recalcó que la vía violenta no son el camino para la solución de estos conflictos que «por más buena que sea una causa la violencia termina acabándola». Frase que recibió grandes aplausos por parte de los asistentes. .
De igual manera se manifestó «avergonzado» por los casos de abuso en los que son acusados varios padres de la nación y invito a algunas víctimas a reunirse con él de manera privada para hallar solución.
Francisco no escatimó en tocar temas sensibles para la nación, y ante la crítica de que la misa sería celebrada en el aeródromo de Maquehue, lugar que durante la dictadura de Pinochet fue utilizado para masacres y desapariciones, el mismo respondió afirmando que conocía la situación y que la celebración sería en honor de todos esas almas caídas.
Estos declaraciones, durante la visita del Papa a Chile, ha causado grandes intrigas y tiene al mundo con la lupa en la nación sudamericana, pendiente de todas las repercusiones que traerá tanto para la iglesia, como para el conflito social que afecta a la etnia andina, que contunua con sus protestas, sin tener una respuesta.
KH