InicioDestacadaLas irónicas lecciones de democracia que dejó Tillerson en Latinoamérica

Las irónicas lecciones de democracia que dejó Tillerson en Latinoamérica

El gobierno de Estados Unidos, paladín de la justicia, la paz y la democracia, envió a su Secretario de Estado Rex Tillerson en una gira por Latinoamérica para estrechar las relaciones bilaterales con los países de la región. Bueno, en teoría.

En cada uno de los países que visitó (México, Perú, Argentina, Jamaica) se dedicó a hablar de Venezuela, así como de “promover” estos valores con el fin de “hacer regresar” a Venezuela al camino “correcto”.

Por ejemplo en Argentina, emitió un extraño mensaje en el que defendía la democracia y se mostraba preocupado por la población venezolana pero al mismo tiempo solicitaba ayuda para llevar a cabo un embargo petrolero para “que pudiera llevar esto a su fin, o a agilizar ese fin”. Es decir, recrudecer la situación en Venezuela, ya de por sí complicada por el embargo financiero, para que la población salga a la calle y derroque al gobierno. En otras palabras, prohibida la autodeterminación de los pueblos.

En Colombia, Tillerson se volvió a mostrar preocupadísimo por los venezolanos y afirmó que su gobierno sopesa la posibilidad de abrir un corredor humanitario para hacer llegar alimentos y medicinas a los necesitados pero no dirigió ni una sola palabra a la nula acción del gobierno de Juan Manuel Santos para acabar con las mafias que operan en la frontera con Venezuela. Estas se dedican a sacar al menos 40% de lo que se produce o importa en el país caribeño, en especial alimentos y medicamentos, justo lo que le “preocupa” a Tillerson.

Antes de partir, Tillerson hizo varias odas más a la democracia. En un discurso ante la Universidad de Austin, expresó que “Si la cocina se calienta demasiado para él (presidente Nicolás Maduro), estoy seguro de que tiene algunos amigos en Cuba que le pueden dar una linda hacienda sobre la playa y él puede tener una vida agradable allá”. De nuevo, poco importa si el pueblo venezolano lo eligió, o las elecciones adelantas que se convocaron para ratificar o no su mandato, aspecto esencial de las democracias.

Pero la guinda del pastel fue cuando alentó a los militares venezolanos a dar un golpe de Estado. “En la historia de Venezuela y los países de América del Sur, muchas veces los militares son agentes de cambio cuando las cosas están muy mal y los líderes ya no pueden servir al pueblo”, expresó en aquel momento.

Probablemente el Secretario de Estado se refiera a las perfectas democracias de Pinochet, Videla, Stroessner, Bordaberry, Castelo Branco, y otros tantos violadores de todos los derechos humanos que existan. Es increíble que aún piensen que el gobierno de EEUU es de verdad, un defensor de la democracia.

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JA

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