Tras la presión de un grupo de expresidentes latinoamericanos que enviaron una carta al papa Francisco para quejarse sobre su postura ante la política interna venezolana, el sumo pontífice reiteró que apuesta al diálogo en Venezuela entre entre todos los sectores de la sociedad venezolana.
El titular de la Iglesia católica en los últimos días ha sido claro en que sus deseos de diálogo pacífico están por encima de las conspiraciones de gobiernos de la región y por encima de las sanciones unilaterales por parte del gobierno estadounidense, quien ataca la economía venezolana para golpear la gestión del presidente venezolano Nicolás Maduro.
El papa Francisco insiste en exhortar al gobierno y a la oposición a tender puentes, y manifestó su deseo de que Venezuela pueda «encontrar de nuevo la concordia y que todos los miembros de la sociedad trabajen fraternalmente por el desarrollo del país, ayudando a los sectores más débiles de la población».
Las palabras dichas por el Papa en diciembre pasado fueron desestimadas por los 20 expresidentes de la región que suscribieron el comunicado, a pesar de ello el sumo pontífice reiteró este martes sus deseos para que en Venezuela «se encuentren vías institucionales y pacíficas para solucionar la crisis política, social y económica, vías que consientan asistir sobre todo a los que son probados por las tensiones de estos años y ofrecer a todo el pueblo venezolano un horizonte de esperanza y paz».
Esta controversia se reseña en los medios a pocas horas de la juramentación del presidente de Venezuela para un nuevo mandato, tras una elección en la que Nicolás Maduro salió vencedor con el 67% de los votos, algunos gobiernos preparan planes injerencistas con los que vulneran los derechos internacionales, el grupo de personeros políticos de derecha han buscado en el papa un apoyo que hasta ahora ha sido negado.
A pesar que un Grupo de presidentes manifiestan desconocer el resultado del proceso electoral en Venezuela, el papa Francisco apuesta a que los venezolanos con la ayuda de Dios podrán saldar sus diferencias sin la necesidad de que otros gobiernos se inmiscuyan en las decisiones soberanas.
Además del grupo de Lima, EEUU y la Unión Europea han abonado al desconocimiento y a la intervención extranjera en el país petrolero, que ha sido históricamente la deseada mina de oro negro que imperios económicos han querido tener bajo su poder.
EC