Una foto en la que aparece la modelo y actriz Patricia Velásquez con el propietario de Silvercorp USA, Jordan Goudreau, famoso por ser quien dirigió la fallida Operación Gedeón, en un avión no fue parte de una película, es solo la punta del iceberg del entramado donde política, negocios y espectáculo se unen en el afán de intervenir a un país, sobre todo si es rico en recursos naturales, a nombre de la democracia, la libertad y las causas nobles.
Patricia Velásquez, además de pertenecer al mundo del espectáculo, se desempeña en la escena política pues es la titular de la Fundación Wayúu Tayá, cuyo objetivo según expresa su página web es “mejorar la calidad de vida de las comunidades indígenas en Latinoamérica”.
En 2018, esta joven nacida en Maracaibo, Zulia (estado fronterizo con Colombia), fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad por los Derechos de los Pueblos Indígenas por la Organización de los Estados Americanos (OEA), organismo hemisférico que en los últimos años ha tenido una actitud hostil contra Venezuela, postura que se profundizó con la llegada de Luis Almagro como su secretario general.
De acuerdo con la periodista y profesora universitaria, Cristina González, este tipo de estructuras conformadas en Organizaciones No Gubernamentales (ONG) resultan peligrosas para los Estados y sus poblaciones porque generalmente tienen el patrocinio de empresas trasnacionales que buscan echar mano de los recursos de los países latinoamericanos.
Aunque acotó que quizás Velásquez no conozca las intenciones de estos grupos que la apoyan, señaló que el sentido filantrópico no existe en este tipo de organizaciones dado que esas alianzas suponen formas de infiltrar los territorios para violar su soberanía.
“Hay que tener un extremo cuidado porque todas esas organizaciones son formas de penetración en los países en desarrollo, que se apoyan en empresas trasnacionales cuyo único interés es la expropiación de los minerales que existen en estos territorios, sabemos que esa es una de las aspiraciones más grandes que tienen y por eso se están moviendo contra los países latinoamericanos”, dijo en entrevista para VTActual.
Agregó que el uso de los pueblos originarios es un tema muy trillado por parte de las empresas o lobbies para aparecer ante el mundo como que les preocupa el destino de estos pueblos, sin embargo “es muy peligroso para los países puesto que esa es la forma que tienen estos grupos para penetrar en los territorios”.
En ese sentido, mencionó como ejemplos situaciones como las sucedidas en Bolivia, Argentina y Brasil donde las trasnacionales están tras el litio, mientras que en Venezuela van por el oro y otros minerales.
Resaltó que en la actualidad esos grupos buscan minerales utilizados en la fabricación de elementos electrónicos vinculados con la inteligencia artificial. “Ellos están muy interesados en minerales que ellos pueden utilizar para llevar a cabo sus proyectos y que son muy costosos y difíciles de conseguir”, agregó.
Foto/ latablablog
Un concierto para las energías alternativas
La foto de Velásquez con Goudreau conduce al 22 de febrero de 2019, fecha en la que se realizó el concierto político Aid Live Venezuela, en el puente internacional Tienditas, Cúcuta, Colombia, evento que sirvió para ocultar la intervención extranjera en Venezuela y cuya supuesta intención era recaudar “ayuda humanitaria” para el país caribeño.
Dentro del grupo de aliados de la Fundación que dirige la modelo venezolana se cuenta a Aid Live, Clinton Fundation, Giustra Fundation, entre otras empresas y organizaciones. Varios de los multimillonarios propietarios de esos emporios se dejaron ver en Cúcuta el 23 de febrero, un día después del evento musical, cuando se pretendió penetrar al territorio venezolano por la frontera con Colombia con la excusa de ingresar la supuesta ayuda humanitaria recaudada.
Allí estuvo el multimillonario británico Richard Branson, organizador del concierto y dueño del Virgin Group que reúne negocios que van desde un sello discográfico hasta aerolíneas. Pero su último interés son las energías alternativas alineado con la «iniciativa Global Clinton» según refiere el periodista investigador Víctor Hugo Majano.
En estos aviones se fueron a Cúcuta los ladrones de Guaidó el 22 de feb:
N600TB Citation II
N27FL Hawker 800
N999CM LR60
N126KL LR55
N450MB G4
N125GR ASTRA
N179JA G200
VP-CNI MD87
N1900A Astra
N352BH G4
N113WJ G4
N600CK G4
N843GS Challenger 601
N125GR Astra
HK4758 Hawker 900— Jorge Rodríguez (@jorgerpsuv) June 17, 2019
«Branson fue el impulsor simbólico público a través de ‘BMR Energy’, una empresa que opera en el Caribe y que ha venido conquistando espacios con parques eólicos, de generación solar, y donde convierten la posibilidad de que el Caribe se desvincule totalmente de la dependencia petrolera de Venezuela a través de lo que fue la iniciativa de PetroCaribe promovida por el presidente Hugo Chávez (1999-2013)», señala Majano, citado por Sputnik en un trabajo publicado en julio de 2019.
El periodista también destaca que el empresario canadiense Frank Giustra, involucrado en el negocio de las energías renovables y aliado de la ONG de Valásquez, voló a Cúcuta en esa fecha con el avión de su propiedad utilizado históricamente por Bill Clinton, según difundió LaTabla.
Las ONG son estructuras que durante años se han presentado como «defensoras de la democracia, los DD.HH. y la libertad» en el mundo, de acuerdo al discurso de EE.UU. Sin embargo para América Latina han representado, bajo una postura de supuesto altruismo y buena voluntad, la puerta de entrada a la desestabilización en los países que han decidido resguardar su soberanía y su autodeterminación, principios para nada alineados con la potencia norteamericana, queda en manos de los Gobiernos y sus pueblos erradicar tales mecanismos que actúan a favor del imperialismo.
SI/VTActual
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