Desde antes de la fundación de la Organización de Estados Americanos, el relacionamiento de EEUU con los países del hemisferio fue a través de amenazas, ultimátums e intervenciones, con la aplicación de la Doctrina Monroe y el corolario Roosevelt.
Con la fundación de la OEA buscó lavar su imagen y establecer relaciones más «amistosas» en el seno de un organismo multilateral prácticamente hecho a su medida para regular la conducta y actuar de los países del hemisferio.
El internacionalista Juan Sanabria, así lo describe, a propósito de la salida de Venezuela de la Organización, «a los países que no se plieguen a sus intereses imperiales se le aplican mecanismos coercitivos como la carta democrática y con la falsa bandera del sentimiento panamericano buscan arrodillar a los países de la región», asegura.

Define a la OEA como un espacio donde EE.UU. busca institucionalizar de manera incuestionable su carácter hegemónico en la región y que al mismo tiempo se mantenga en total inacción y silencio ante la injerencia, intervencionismo y golpes de Estado.
«La OEA lleva una alta carga de la doctrina Doctrina Monroe y del Corolario Roosevelt que buscan excluir a Europa y a otros polos de poder del hemisferio», afirma.
Bye, bye OEA
Tras la salida de Venezuela de la Organización mucho se ha especulado sobre la debilidad del país ante el mundo y el ámbito internacional, en especial en lo político. El especialista asegura que Venezuela tiene un reconocimiento mundial amplió y sustentado.
«El hecho no nos aísla del ámbito político internacional porque el gobierno venezolano ha sido reconocido por más de 130 países, distintas Organizaciones Internacionales como la Cruz Roja Internacional con quien se coordinó apoyo técnico y asistencia humanitaria, el Movimiento de Países no Alineados que agrupa a 120 países.

Agrega que la figura de Guaidó tampoco tiene nada que ver con la decisión de Venezuela de salir de la OEA, «Guaidó no juega ningún papel, ni influye en esta decisión que busca preservar el interés superior de la patria, el interés nacional, la soberanía y la independencia de nuestro país. No podemos continuar en un organismo que se ha vuelto una especie de tribunal de la inquisición de los países del hemisferio que no se arrodilan a los designios de EEUU».
Ante el escenario actual la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) juegan un papel fundamental, Sanabria lo define como dos instituciones que están dormidas esperando reacomodo en la correlación de fuerzas en el continente.
«Afrontamos una situación donde la correlación de fuerzas es adversa producto de 10 años de intervencionismo de parte de EEUU, que ha venido financiando a grupos de oposición y apoyando a las burguesías locales de cada país, en este sentido, UNASUR y CELAC están dormidas esperando que cambie la correlación se equilibre», aclara.
El pasado 27 de abril Venezuela concretó su salida formal de la OEA, siendo el segundo país, después de Cuba, que no forma parte de una organización que, según Caracas, viola el artículo 1 de su propia Carta, que establece la no intervención en asuntos «de la jurisdicción interna de los Estados miembros».
NB