Venezuela se despidió el pasado jueves de un baluarte de su cultura. Juan Vicente Torrealba, un caraqueño de 102 años de edad, que nació en Caracas, la capital del país, pero que escogió enaltecer y enriquecer la música del llano venezolano.
Al partir del plano terrenal el pasado 2 de mayo, se hace necesario reseñar la herencia infinita que deja este creador venezolano: más de 300 canciones escritas, 130 discos grabados y 45 reconocimientos, entre los que destaca el Grammy Latino y la Orden del Libertador en su Primera Clase.
VTActual.com entrevistó a uno de sus 10 hijos, Carlos Vicente, para quien el legado más importante de su padre fue que le enseñó «a ser venezolano, sentir esta raíz profundamente y saber amar a Venezuela, la segunda saber escuchar y respetar al otro, la opinión del otro, que es lo que forma el nosotros si yo busco que el otro sea como yo lo que estoy es colonizándolo, decía mi papá».
Para Carlos Vicente, la mejor forma de describir a este venezolano, es como un inconforme, «eso lo hizo buscar siempre la perfección. Como guitarrista fue inconforme, veía que el instrumento le limitaba la expresión. Y en el arpa del llano fue inconforme también, se le hacía pequeña la de 22 cuerdas y él la lleva a 33, modifica el arpa tras un proceso de estudio, cuatro años haciendo arpas, buscando el diseño y crea el arpa arco largo, conocida como el Arpa Torrealbera».
Juan Vicente también hizo un aporte fundamental: anteriormente, las cuerdas del arpa eran elaboradas con tripas de animales. Gracias a su compenetración y comprensión del instrumento, cambia este implemento por un tipo de nylon que permite la misma sonoridad y evita las constantes infecciones de las que eran objeto los arpistas.
Estos aportes, además de la forma de tocar el instrumento, que gracias a su legado deja de ser acompañante y es ya una herramienta melódica, son reconocidos en Venezuela entera, pero también en Colombia, México (donde hay una calle con su nombre) y Paraguay.
Música que habla del llano
Si usted conoce algo de Juan Vicente Torrealba, seguramente Concierto en la Llanura es lo primero que viene a su mente. Se trata de una de las composiciones más reconocidas del autor, cuya musicalidad parece recrear la escena de una tarde en el llano venezolano y todo el ambiente que allí ocurre.
Al consultar con Carlos Vicente Torrealba acerca de sus canciones favoritas hechas por su padre, refiere que es difícil decidir, pues el artista pasó por momentos diferentes en su música, «en el primero, él surge como folclorista a través de la guitarra, pero luego retoma el arpa que había aprendido desde niño y nos ofrece El Gabán, Zumba que Zumba, Seis por derecho, La Guayaba, el Pajarillo, son obras extraordinarias en las que demuestra una maestría y un dominio del instrumento extraordinario».
No obstante, destaca un período en el que trabaja la tonada. En ese género, existe la tonada de ordeño, que popularizó Simón Díaz, cuya rítmica es más melódica y melancólica, mientras Torrealba destacó en el impulso de la tonada de arreo, que ocurre cuando se arrea el ganado en las labores de los trabajadores del campo.
No obstante, es etapa estelar de su obra el momento en el que une dos ritmos de la música folclórica como lo son el Vals y el Pasaje y forma el valpasaje, del que el tema Rosario es su mayor exponente.
Este fin de semana, decenas de músicos y creadores de todo el país, rindieron homenaje póstumo en su último adiós y agradecieron el legado de aportes a la identidad cultural venezolana, que sin duda le debe el país a un creador de toda la vida.