El oeste de Texas, a unos 35 kilómetros de El Paso, es el nuevo destino de cientos de niños migrantes indocumentados, que son trasladados en secreto a la medianoche para un campamento de carpas desde estados como Kansas y Nueva York.
Los más de 13 mil niños detenidos habían sido alojados en casas de acogida privadas o refugios, en donde recibieron educación formal y visitas regulares con representantes legales asignados a sus casos de inmigración.
Ahora la realidad de los infantes cambió, viven en carpas, conformados en grupos de veinte, separados por géneros y duermen alineados en literas. La enseñanza no existe y para completar el acceso a los servicios legales es limitado.
El problema se le ha escapado de la manos a #DonaldTrump y actúa de manera desesperada pues las cifras indican que los niños migrantes han pasado en custodia casi se ha duplicado desde el año pasado, de 34 a 59 días y el numero de infantes se ha multiplicado por cinco desde el 2017.
La vocera del Departamento de Salud y Servicios Humanos, Evelyn Stauffer, indicó que “es común usar refugios de distintos tamaños como se hacía en las bases militares en el pasado, y la intención es usar estas instalaciones temporales solo durante el tiempo que sean necesarias”.
Estos traslados han llamado la atención de los defensores de los migrantes, ya que les resulta preocupante los largos periodos que los niños pasan en custodia federal.
Los activistas agregaron que mover a los niños a la ciudad de carpas sin ofrecerles tiempo suficiente para prepararlos emocionalmente o para despedirse de sus amigos, podría generar un trauma con el que muchos ya están luchando.
NP