InicioCULTURA Y ENTRETENIMIENTOCrianza#VTcrianza Derechos del padre: una lucha de pocos dolientes

#VTcrianza Derechos del padre: una lucha de pocos dolientes

Cada vez que llega el día del padre suelo recordar los momentos más felices que pasé con papá durante mi niñez. Aquella vez que se sentó en el piso conmigo e improvisó una historia con mis juguetes, la carrera que me dejó ganar en el parque y cuando nos regaló a mis hermanos y a mi su apreciada colección de carritos. No tengo muchos recuerdos más de mi padre jugando con nosotros, siempre ocupado, siempre trabajando. De hecho, no recuerdo que los padres de mi familia tuvieran mucho tiempo para sus hijos. Cada nacimiento, cada enfermedad, cada urgencia de los niños de mi familia, estaban solamente acompañados por mujeres.

Nuestra sociedad está llena de historias similares, que entre la comodidad de algunos y el «ese es asunto de mujeres», separaron a muchos padres del disfrute pleno de sus derechos y deberes. Sumado a ello, el marco legal que regía la materia parecía limitar la participación del padre en la crianza de los hijos, al darle un apellido y una manutención.

Afortunadamente muchas de estas situaciones han cambiado con el tiempo. Hoy vemos padres mucho más comprometidos con su rol y formando parte activa del día a día de sus hijos. Muchas leyes han favorecido ese contacto más estrecho entre padres e hijos, dando prioridad a una sana relación dentro del núcleo familiar, dejando de lado el rol accesorio del padre y vinculándolo con sus derechos y deberes.

Permisos por nacimiento

El permiso por nacimiento para las madres es respetado con diferentes variantes y por razones obvias. Europa es el continente que mejor respeta este derecho con los permisos más largos. Destaca Croacia con 410 días, Noruega y Reino Unido con 315 y Suecia con 240. En América Latina, Venezuela encabeza la lista al otorgar el permiso más largo a las madres con 182 días, sigue Chile y Cuba con 156 y Brasil y Costa Rica con 120. Todas estas cifras las maneja la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para seguir el beneficio que reciben las madres trabajadoras.

En el caso de los padres la situación es muy diferente y a pesar de haber recibido permisos más largos en los últimos años, están muy por debajo comparativamente, subestimando así su participación en los cuidados de un niño recién nacido y su pareja en situación de posparto.

Para tener una idea de esta desigualdad, repasamos las cifras de la OIT en la materia. En Noruega el permiso por nacimiento para padres alcanza un máximo de 98 días, Suecia otorga 70 y Finlandia 54. En España se disfrutan de 42 días desde el año pasado, con la opción de ser cedidos a la madre si así lo requiere. En latinoamérica la cantidad de días más alta la presenta de nuevo Venezuela con 15 días de permiso, sigue Colombia con 8 y los demás otorgan entre dos y cinco días. En la región los padres aún tienen muchas batallas por librar.

Movimientos por los derechos de los padres

Desde los años 70, cuando se dispararon en el mundo occidental las cifras de divorcios, surgieron varios movimientos que pretenden reivindicar el papel del padre en las familias de parejas separadas, y llevarlo más allá de quien aporta una manutención. Movimientos como el polémico Fathers 4 Justice (Padres por la Justicia), Lone Fathers Association (Asociación de Padres Solitarios) o Las familias necesitan padres, se agruparon principalmente en países industrializados, que entonces tenían leyes muy restrictivas para los derechos de los padres.

Estos movimientos buscan garantizar los derechos de los padres a una crianza igualitaria con la madre tras una separación, la custodia legal de sus hijos o la paternidad en solitario. A lo largo de los años, muchas mujeres se han integrado a estos movimientos, deseando impulsar la idea de la necesaria presencia de los padres en la vida cotidiana de sus hijos.

Una de las razones que debilita a las organizaciones que defienden los derechos de los padres, radica en la visión política de sus miembros. Los liberales apoyan eliminar la diferencia cultural entre géneros y apoya la igualdad entre hombres y mujeres, mientras que los conservadores desean sostener el patriarcado y la dominación del hombre como cabeza de familia. La religión y su interpretación machista, es otro de los factores que perjudica a que estos movimientos de padres alcancen victorias en beneficio de sus propios hijos.

Randolph Borges/VTactual.com

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