La violación sistemática de los derechos humanos como política de Estado, fue una característica singular de la llamada democracia representativa que se implantó en Venezuela a partir de 1958.
De esta manera, la lógica política del sistema de partidos que se instauró en Venezuela producto de la conciliación de la élite, estuvo determinada por la aplicación de sendos mecanismos de control social y políticos contra el avance de los movimientos de izquierda en Venezuela.
Gran cantidad de dirigentes y líderes políticos serían víctimas de estas medidas de represión. Una de estas figuras de gran importancia fue Fabricio Ojeda, quien fue vilmente asesinado el 21 de junio de 1966 en los calabozos del antiguo Servicio de Información de las Fuerzas Armadas (SIFA).
1962: Una decisión por la causa revolucionaria
Fabricio Ojeda, líder de la resistencia contra la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez y figura principal de la Junta Patriótica, sería uno de los dirigentes que lograría tener un papel fundamental en las acciones que se configuraron como rechazo al proceso de traición que caracterizaría al naciente sistema democrático en Venezuela en los años 60.

Luego de las jornadas del 23 de enero de 1958, asume la candidatura política del partido URD para las elecciones a diputado para el Congreso Nacional, del cual resulta electo como representante del Distrito Federal. Se incorporaba así a las reglas democráticas que se iniciaban en el país tras el pacto de los principales partidos del momento. Sin embargo, prontamente, su claridad y honestidad política lo llevaron a denunciar desde un principio, el desvío político y la traición del sistema puntofijista.
Como diputado, defendió la causa revolucionaria como único medio de transformación social. De esta manera, consideró al Congreso como un espacio insuficiente para generar los cambios necesarios para el bienestar del pueblo venezolano. Así toma la decisión de renunciar a su diputación e incorporarse al movimiento de la lucha armada en Venezuela.
En su carta de renuncia del 30 de junio de 1962 señalaría: “ …Consecuencia de esta firme convicción, resultado de este análisis, es la decisión que he tomado de combatir con las armas en la mano, como lo hace el pueblo cuando quiere conquistar la libertad, y buscar en la acción revolucionaria la solución de nuestros grande problemas, y lograr para el pueblo una vida nueva...”
1966: El asesinato que quisieron esconder
A partir de 1962, Ojeda se incorpora como una de las figuras principales de los Frentes Guerrilleros en diferentes partes del occidente del país. Desde este momento, se convierte en un objetivo clave dentro de los cuerpos de seguridad del Estado.

Entre 1962 y 1966, impulsa la creación de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) y conforma varios Frentes Guerrilleros. En 1963, luego de haber sido capturado y sentenciado a 18 años de prisión por rebelión militar, logra fugarse y seguir con sus actividades de consolidación del movimiento insurgente.
En 1966, Fabricio Ojeda se encuentra entre Caracas y La Guaira, pero, debido a una delación, es detenido el 17 de junio junto a su compañera de vida y de lucha, y dos acompañantes más. Inmediatamente fueron trasladados a los espacios del SIFA, ubicados en el Palacio Blanco, donde fueron separados e incomunicados.
Cuatro días después, el 21 de de junio de 1966, el pueblo venezolano escucha con sorpresa la declaración oficial que indicaba que Ojeda se había suicidado, tras haberse ahorcado con la cuerda de una persiana. Sin embargo, una serie de contradicciones en los informes y declaraciones hacían señalar que las causas de la muerte habían sido otras.
Anayansi Jiménez, su compañera sentimental señaló en una entrevista publicada en la revista Elite en 1967 lo siguiente: “…Lo que sucedió fue que al golpearlo, tratando de conseguir que cejara en su actitud digna ante el aparato represivo, uno de los golpes fue en el plexo solar, (…) Eso le produjo un paro. Trataron de reanimarlo administrándole estimulantes cardíacos…”
Familiares, amigos y defensores alzaron su voz de protesta en contra de la versión oficial que señalaba la tesis del suicidio, pues su cuerpo presentaba signos de tortura y otras muestras que señalaban sustancias dentro de su estómago. Lo que evidenciaba que las circunstancias de su muerte eran muy confusas.
En el año 2012 sus restos fueron exhumados para esclarecer las circunstancias de su muerte y en el año 2017, fue trasladado al Panteón Nacional en homenaje a su lucha revolucionaria y rendir tributo a su muerte.
Sus ideas y lucha atentaban contra la estabilidad de la élite política del momento, por ello, se convirtió en una víctima de los desmanes del puntofijismo, pues como diría Fabricio Ojeda en 1966: “…La magnitud y causas de los problemas nacionales requieren, sin duda, la conquista del Poder por una alianza de las clases populares, democráticas y progresistas con la fuerza suficiente en lo político y militar para hacer frente a las fuerzas de la reacción.”
Simón Sánchez/VTalctual
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