A juzgar por lo que señaló el exembajador de Juan Guaidó en Colombia, Humberto Calderón Berti, en febrero pasado, que desmentió que parte de la supuesta ayuda humanitaria colectada en Colombia para los venezolanos se descompuso y hubo que desecharla, no es de extrañar lo que acaba de anunciar Curazao.
Hace un par de días, la isla bajo administración de los Países Bajos en el Caribe, ubicada frente a las costas venezolanas, se dio a la tarea de deshacerse de más de 250 toneladas de alimentos que ya estaban descompuestas, además de medicinas vencidas y otros enseres inutilizables.
Hay que hacer la referencia de Colombia. Uno de los mayores esfuerzos para intervenir a Venezuela a partir de la aparente ayuda humanitaria en febrero de 2019, se construyó desde el país vecino y hasta un falso positivo se idearon para vender a la comunidad internacional que las fuerzas de seguridad del Gobierno venezolano había prendido fuego a alguno de esos camiones con alimentos y medicinas.
Luego se supo que ellos mismos montaron el escenario y prendieron las llamas para inculpar a la administración de Nicolás Maduro.
En resumidas cuentas, aquello demuestra que la intención nunca fue que entrara la ayuda humanitaria al país, sino crear las condiciones que justificaran una intervención militar extranjera.
Ayuda humanitaria + falso positivo + Cucutazo
El episodio luego se aderezó con una supuesta ola de deserciones del Ejército venezolano que, para complicación de los artífices, terminó en uno de los mayores escándalos de corrupción de políticos criollos desde el lado colombiano de la frontera.
El “cúcutagate” o “cucutazo” dio tela que cortar e involucró prostitución, drogas, alcohol y sobrefacturación en hoteles de la ciudad fronteriza, además de una causa abierta por la Fiscalía colombiana que muy difícilmente prospere bajo el gobierno de Iván Duque.
En fin, en febrero de 2019 no ingresó la ayuda humanitaria, como tampoco los recursos generados por el concierto Venezuela Aid Live para satisfacer las supuestas necesidades de los millones de venezolanos que, según la derecha continental, estaban “hambreados y desasistidos bajo una cruel dictadura”.
Brasil entró en el juego
Así como no entraron las toneladas que alegan haber recogido en Colombia, no pudieron ingresar las de Brasil, aunque también hubo un montaje en ese punto geográfico, sin pruebas ni testimonios válidos, se acusó al Gobierno venezolano de atentar contra decenas de indígenas en el lugar de tránsito entre Venezuela y el estado brasileño de Roraima.
De nuevo, un falso positivo para justificar la intervención. No prosperó pero durante semanas o meses reforzaron las informaciones en torno a una supuesta represión que, entre otras cosas, dio pie a la visita de una delegación de la Alta Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, y la redacción de un descabellado informe contra el Ejecutivo venezolano.
La situación de Curazao resultó diferente. Con un mar de por medio, difícilmente habrían podido, aunque quisieran, generar el show que permitieron Jair Bolsonaro y su par neogranadino en sus respectivas fronteras con Venezuela.
En este caso, los neerlandeses sólo pudieron prestar instalaciones para almacenar los enseres que desde EE.UU. y Puerto Rico supuestamente recolectaron para ayudar a los venezolanos.
Hasta que, un año y tanto más tarde, debieron deshacerse de la carga. Ya no tenía ninguna utilidad, si es que la tuvo alguna vez.
La vergüenza de Willemstad
Unas 250 toneladas de alimentos, alegan las autoridades curazoleñas, debieron terminar en algún botadero, para “vergüenza” del Ejecutivo de Willemstad, a cargo de la primera ministra Lucille George-Wout.
No es para menos. Se trata de 250 mil kilos de alimentos y enseres que decidieron dejar perder en lugar de entregarlos a los migrantes venezolanos que han recurrido al territorio insular, luego que Holanda, en complot con Washington y la derecha venezolana, decidiera apoyar las acciones subversivas e injerencistas contra su vecino continental.
Señala un medio zuliano, basado en datos del gobierno de la isla, que actualmente la población de venezolanos equivale a 10% de la población total del país y que la mayoría ingresó de forma ilegal.
El mismo rotativo cuestiona que no se les haya donado toda esa ayuda a los connacionales, bajo un estudio previo.
FF/VTactual.com