El pasado jueves, el Gobierno Bolivariano de Venezuela decidió emitir un comunicado oficial, a través de su Cancillería, para declarar «persona No Grata» al embajador del Reino España en territorio venezolano, Jesús Silva Fernández, y de manera casi inmediata, el gobierno español hizo lo propio con el homónimo de este en tierras españolas, Mario Isea.
El escándalo no se hizo esperar en España, los medios de comunicación, que curiosamente ya dedican gran centimetraje, tiempo y espacio a Venezuela, difundieron opiniones que reflejaban una posición de víctima ante el hecho diplomático, pero curiosamente ninguno hablaba de las razones de fondo.
El ministro para las relaciones exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, fue el encargado de informar de la decisión mediante la red social Twitter, alegando que el gobierno español estaba inmiscuido en continuas agresiones y recurrentes actos de injerencia en los asuntos internos de Venezuela.
El Gobierno Bolivariano de Venezuela ha decidido declarar persona No Grata al Embajador del Reino de España, Jesús Silva Fernández, en virtud de las continuas agresiones y recurrentes actos de injerencia en los asuntos internos de nuestro país, por parte del Gobierno Español: pic.twitter.com/f2WbL53pOf— Jorge Arreaza M (@jaarreaza) January 25, 2018
Por otra parte, el embajador Jesús Silva Fernández, se despidió de Venezuela con un mensaje de agradecimiento y consideró como una «torpeza» y una decisión «insólita» que el Gobierno de Nicolás Maduro le declarara persona non grata y le expulsara del país.
El que calla ¿otorga?
La verdad es que tanto el gobierno español, sus medios y el propio embajador andaluz Silva Fernández, han sido bastante ambiguos en cuanto a “su defensa” en el hecho, pues todos han jugado el papel de «victimas de Maduro” y ni siquiera se han molestado en rechazar las acusaciones del gobierno venezolano.
De hecho, el gobierno español toma la decisión en un consejo de Ministros y no lo anuncia la cancillería de manera oficial, sólo hacen por la “estricta reciporcidad”, es decir sigue existiendo un vacío en cuanto a la respuesta española.
Incluso, el portavoz del Ejecutivo de Mariano Rajoy, Íñigo Méndez de Vigo, explicó que el gobierno español desea para los venezolanos “lo mismo” que para los españoles: “que vivan en democracia y prosperidad”. “Seguiremos trabajando para que esto sea así en el marco de la UE y bilateralmente”, concluyó.
Lo que no sabe Íñigo Méndez, ni Rajoy, ni el reino de España, es que el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela no desea la “democracia y libertad” de la que “gozan” los españoles ni la Unión Europea; los venezolanos desean una propia, sin reinados, reyes, condes ni duquesas.
LS
