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Racismo y religión tras bastidores del golpe contra Evo

Con el grito de ¡Fuera Satanás! los conservadores que derrocaron a Evo Morales en Bolivia entraron al palacio de gobierno. La simbología religiosa católica se impuso con el gobierno de facto, como hace 500 años atrás, cuando los españoles llegaron a estas tierras y a fuerza de cruz y espada impusieron su religión. La inclusión de las mayorías indígenas que en 14 años adelantó Morales, fue borrada de un plumazo y tachada de “ritos satánicos”.

La jerarquía de la iglesia católica se sumó a las celebraciones del nuevo gobierno autoproclamado, y ofreció misas en diferentes locaciones de Santa Cruz, La Paz y otras zonas de clases medias y altas. La propia Jeanine Añez exhibió orgullosa un ejemplar de La Biblia para “espantar los demonios” de la sede de gobierno, en referencia a las prácticas religiosas indígenas y ancestrales que reivindicó Evo Morales en su gobierno.

La autoproclamada presidenta de Bolivia entró Biblia en mano a la sede de gobierno para «espantar los demonios» indígenas.
La Biblia y la simbología católica se convirtieron nuevamente en armas de dominación ideológica en manos de Luis Fernando Camacho.

Jesús gobierna Bolivia”, dice la consigna impulsada por el ultraderechista ex candidato Luis Fernando Camacho, quien desde Santa Cruz no ha parado de celebrar cultos religiosos cristianos en los que se mofan de las prácticas religiosas indígenas. Junto a sus grupos de choque, conocidos como comités cívicos, Camacho impulsa el ultracatolicismo  y el racismo. En los actos que encabeza en Santa Cruz y Potosí, sectores de clases acomodadas en Bolivia, se practican “exorcismos” al país y se retira la wiphala, bandera indígena tomada como símbolo nacional durante el gobierno de izquierda.

El racismo y la fe

Desde México Evo Morales denunció que contra él se practicó un golpe de Estado racista. “Mi pecado es ser indígena”, dijo el mandatario depuesto. Los hechos parecen confirmar la hipótesis del líder indígena, justo cuando una rubia teñida, de tez clara y de ultraderecha, es la escogida para reemplazar al mandatario originario. Aunque Añez no puede ocultar sus rasgos indígenas, pero trata de borrarlos con algo de maquillaje que le aclara la piel y un tinte de cabello que la hace lucir menos indígena.

Ministros del gobierno de facto toman juramento besando la señal de la cruz. La actitud retraída de la única indígena en la foto, recuerda la sumisión heredada de la colonia.

En el nuevo tren Ejecutivo que el gobierno de facto montó en Bolivia, hay un solo representante de las etnias originarias, y fue asignado a dirigir el ministerio de Cultura. Llama la atención que al momento de ser juramentados, la mayoría de los ministros del gobierno autoproclamado hizo la señal de la cruz mientras hacían el compromiso, una muestra del rechazo a las creencias de las mayorías en el país andino.

RB

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