La primera ministra británica Theresa May y su marido, Philip, visitaron a Emmanuel Macron y su esposa en la residencia veraniega de la pareja gala, en la costa sur de Francia.
El matrimonio May hizo un alto en el camino para convencer al presidente francés de sus planes para salir de la Unión Europea.
A la salida de la reunión no hubo declaraciones a la prensa- tal y como estaba previsto- sin embargo, se supo que en la reunión, May buscó persuadir al presidente francés sobre el plan de Brexit y el llamado plan de Chequers, que propone la creación de un mercado común de bienes y productos agrícolas británico-comunitario.
Esta iniciativa no cuenta con mucho apoyo ya que difícilmente la UE delegue la aplicación de su política y de sus normas aduaneras (así como la recaudación del IVA y de impuestos especiales) a un estado no miembro, en este caso Gran Bretaña.

Ya Macron ha dejado claro -desde que se anunció la cita con la británica- que no tenía nada en contra de escuchar directamente a May, aunque su alineación es fiel a Bruselas y al negociador europeo para el Brexit, Michel Barnier.
No es un dato menor que el Gobierno británico considera a Francia uno de los principales obstáculos para que la UE flexibilice su posición en las negociaciones del Brexit.
Por eso el pulso diplomático británico a Francia esta semana fue intenso. Viajaron hasta la capital gala los nuevos ministros de Relaciones Exteriores, Jeremy Hunt, y del Brexit, Dominic Raab.
En ambos encuentros, Francia subrayó la importancia de finalizar lo antes posible el acuerdo de salida, aplicando los compromisos comunes asumidos en diciembre, especialmente sobre la frontera irlandesa.

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