InicioDestacadaEl resquebrajamiento del milagro chileno: La verdad se impone

El resquebrajamiento del milagro chileno: La verdad se impone

Durante casi tres décadas, la derecha chilena vendió la llamada “transición” o “retorno a la democracia” como el proceso de restablecimiento democrático más exitoso del continente, pero preponderando el crecimiento económico por sobre el logro social.

A inicios de los 80, Chile experimentaba el apogeo de Augusto Pinochet que agotaba a las clases populares con una intensa ola represiva, secuestros, torturas, desapariciones, una crisis económica campante, altos niveles de desempleo y de desigualdad social.

Paralelamente, en este contexto, el dictador se acercaba a teóricos de la economía del libre mercado como Milton Friedman, a quien encargaba apadrinar a cientos de “Chicago Boys chilenos” de las clases más altas.

El resquebrajamiento del milagro chileno: La verdad se impone
El impulsor de los «Chicago boys» y a quien la derecha señala como el auspiciante del milagro chileno / Foto: Cortesía

Como resultado, el país pasó a caracterizarse por drásticas reducciones del gasto público y de la oferta monetaria, privatización de las empresas estatales, eliminación de obstáculos para la libre empresa, reducción del proteccionismo arancelario y fomento de la inversión extranjera. Todo bien presentado en los medios de comunicación adeptos al régimen.

En democracia poco cambió

Y en la democracia de la “concertación”, a partir de 1990, los gobiernos se preciaron de un proceso de desarrollo económico “envidiable en el continente” que académicos como Steve Hanke, de la Universidad John Hopkins de EE.UU., aseguran que constituye “la herencia de Pinochet”.

Pero, si hasta hace poco, Chile estaba posicionada entre los ejemplos del mundo, ¿qué ocurrió a partir del 18 de octubre de 2019?

El detonante del “subte”

Es imposible pensar que el aumento del pasaje del Subterráneo de Santiago de Chile explique la ola de protestas que se generó en el país. La mayoría de los articulistas opinan que este resulta apenas la punta del iceberg del descontento social que pasó de la indiferencia a la furia del destrozo del mobiliario público y de la quema de estaciones de trenes y autobuses.

De hecho, todo el asunto tiene que ver más, según Horacio Riggi, periodista argentino, con que el modelo exportador, de cumplimiento de metas y de estabilidad económica aparentemente exitoso no tuvo verdadero impacto en el conjunto social, por lo que Chile se explica hoy como una “dicotomía entre sectores pudientes y carenciados”.

A este respecto, la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) señala que el 1% más rico se quedó con 26,5% de la riqueza, mientras que el 50% más pobre disfruta de apenas 2,1% de la riqueza nacional.

El resquebrajamiento del milagro chileno: La verdad se impone
Ante las inmensas desigualdades, los chilenos piden hoy derogar la «Constitución de Pinochet» / Foto: Cortesía

Y si se toma en cuenta que el sueldo mínimo escala a los 423 dólares al mes y que el gasto familiar en transporte se sitúa en un 30% en promedio (unos 126,9 dólares), el aumento del metro a 1,17 dólares se hace impagable.

Vale acotar que la Universidad Diego Portales ubica al sistema de trenes capitalino como el noveno más caro entre 56 países del mundo.

Para el sector más rico de Chile, ese 30% de transporte que pagan las clases baja y media de Chile apenas representa 2%. Por ello, no se trata de medir a Chile en términos de crecimiento, sino en cuanto a inclusividad.

Bajo esa óptica, el milagro chileno no ha sido tal cosa.

FF

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