Camina hacia atrás y ataca si te acercas, así ha sido el camino de la oposición venezolana en el campo de la política nacional. Sólo se pudiera comparar con un cangrejo.
En esta oportunidad, da pasos firmes hacia atrás, hacia el pasado. Al aparecer en el escenario un nuevo evento electoral, la Mesa de la Unidad Democrática convoca a su militancia a unas primarias en los estados en los que no lograron consenso (20 de 23 estados).
Estas primarias, según lo anunciado, no contarán con la presencia del Consejo Nacional Electoral (CNE) que ofrece garantías de transparencia, un proceso 100% automatizado y auditorías, si no que se harán, de forma manual, en aproximadamente 3.000 mesas en todo el país (para una población de alrededor de 19 millones de electores aproximadamente).
Esta forma de elección recuerda a los venezolanos el sistema electoral de décadas pasadas, en las que se contaban personas fallecidas como electores, existía más de un voto por cada elector, muy pocas posibilidades de auditar, y lo más importante, siempre le robaban votos a los partidos más pequeños.
La información sobre este proceso retrógrado, la ofreció Francisco Castro, presidente de la Comisión encargada para esta elección, y a quien los venezolanos recuerdan muy bien por haber formado parte de la organización Súmate -fundada en 2002 por la dirigente de ultraderecha María Machado- que recibió apoyo y financiamiento internacional (NED y USAID) para derrocar al gobierno constitucional del presidente Hugo Chávez.
Los pasos de la derecha venezolana parecen determinados a no avanzar y a hundir a su militancia en un proceso regresivo sin retorno.
JS