A pesar de la reticiencia del ministro de Interior, Matteo Salvini de permitir el desembarco en Lampedusa de los 138 migrantes rescatados por la ONG española Open Arms, el primer ministro Giuseppe Conte debió ceder a la presión al permitir que al menos 28 menores no acompañados bajaran de la nave.
La policía italiana, en el muelle del puerto de Lampedusa, inició las operaciones de desembarco desde el barco de la ONG española Open Arms, que hoy se declaró en estado de necesidad después de más de dos semanas sin poder desembarcar a los migrantes.
Conte había enviado, por segunda vez, una carta a Salvini urgiéndole a permitir desembarcar inmediatamente a los menores, a lo que el líder de la ultraderechista Liga tomó medidas, aunque reiteraba su posición respecto al Open Arms: «Mientras Madrid no mueve un músculo, las presiones se multiplican sobre Italia».
Lo cierto es que, este sábado, temprano, el fundador de Open Arms, Oscar Camps, lanzó un llamado desesperado, al no poder garantizar la seguridad e integridad física de las personas a bordo del barco.
Llamado desesperado
Ante el temor de un motín, decía: “La tripulación está secuestrada y la situación está fuera de control. Escapa a nuestra capacidad (…) A partir de hoy no nos podemos sentir responsables ni garantizar la seguridad de las 134 personas ni los 19 voluntarios de la tripulación (…) porque ya es imposible mantener la calma «.
Posteriormente, la Fiscalía de la ciudad de Agrigento (Sicilia) ordenaba una inspección médica en el buque humanitario español Open Arms para constatar las condiciones higiénico-sanitarias, lo que se une a la orden anterior de un tribunal italiano de anular la decisión de Salvini de impedir el desembarco.
Para los restantes 110 migrantes y la tripulación, la situación sigue siendo incierta. El barco se encuentra fondeado junto a las costas de Lampedusa desde hace dos días sin que se haya autorizado el desembarco total.
FF