La intervención de Estados Unidos en Medio Oriente se mantuvo tímida durante los años de la guerra fría, pero se hacía más evidente cuando los intereses israelíes se veían en juego. Sin embargo la actuación norteamericana por esos predios se limitaba a lo comercial y petrolero, pasando luego a una influencia que desplazó a Gran Bretaña en la región. Más tarde se transformó en objeto de disputa con su archienemiga Unión Soviética.
Tras la caída del muro de Berlín y el desplome del bloque soviético, los Estados Unidos se sintieron con el derecho de convertirse en protectores del mundo. Y no esperaron mucho tiempo para demostrarlo. En 1990 protagonizaron la primera invasión a Irak, con el ingrediente especial de ser la primera guerra transmitida completamente en vivo. Así, Estados Unidos marcaba presencia directa en el territorio, una que sólo ha servido para encender fuego sobre gasolina. Este VTnúmeros repasa algunas cifras que narran un historial sombrío entre Estados Unidos y Medio Oriente.

52 rehenes estadounidenses tomó Irán por 444 días tras la intervención norteamericana en el derrocamiento de Mohanned Mossadegh, quien se oponía a la dominación extranjera en la explotación petrolera. La Crisis de los Rehenes se produjo en 1979 tras la llegada de la Revolución Islámica y significó una derrota moral para Estados Unidos, que tuvo que levantar las sanciones a los activos iraníes a cambio de los rehenes.
23.000 fueron los muertos dejados por la “Guerra de los 6 días”, aventura en la que Estados Unidos promovió la expansión territorial, militar y política de Israel en Medio Oriente. Tras este sangriento evento relámpago que cuadruplicó el territorio israelí, se acabó también con el nacionalismo árabe y el movimiento Panarabista impulsado por el egipcio Gamal Abdel Nasser.

1800 aviones, 100 embarcaciones y más de un millón de solados llevó la coalición que encabezó Estados Unidos para destruir y tomar el control de Irak en 1990. Tras la anexión de Kuwait por parte de Irak, la ONU autorizó la coalición de naciones para actuar en la región. Para febrero de 1991 ya la guerra estaba ganada para los aliados y Estados Unidos comenzaría una larga estadía militar en tierras iraquíes con reiterados ataques y varios miles de víctimas fatales.
1.200.000 muertos en Afganistán y Paquistán luego de que Estados Unidos declarara su guerra contra el terrorismo. Unas escandalosas cifras que siguen subiendo tras la permanencia de tropas norteamericanas en esos territorios y que ponen a dudar de qué lado están los verdaderos terroristas.
500.000 muertos dejó la segunda invasión de Estados Unidos a Irak en 2003, luego de que en 2001 el presidente George W. Bush declarara la guerra contra el terrorismo tras los ataques del 11 de septiembre que derribaron las Torres Gemelas de Nueva York. La invasión dejó el cementerio más grande del mundo ubicado en Nayad, al sur de Bagdad, una nación con un milenario patrimonio cultural en ruinas y la impunidad reinante que favorece a Estados Unidos, que emprendió esta guerra en busca de unas armas de destrucción masiva que nunca existieron. Se calcula que la guerra contra Irak supera las 2 millones de personas muertas desde 1990, según recoge el periodista e investigador Nicolas J. S. Davies.

11 millones de desplazados ha dejado el intento de Estados Unidos por sacar del poder a Bashar Al-Asad en Siria. De ellos, unos 6 millones son desplazados internos y otros 5 millones han debido abandonar su país. Estados Unidos armó a las milicias que iniciaron la guerra civil con sistemas antitanque, lanzacohetes, fusiles de asalto, municiones y explosivos. Su ejército también invadió territorio sirio persiguiendo terroristas y desde 2011 han muerto más de 600 mil personas según cifras de la ONU.

233.000 muertos en Yemen, más de la mitad son niños, por cortesía del apoyo de Estados Unidos a sus socios de Arabia Saudí para la guerra contra ese país. La cifra la reveló la ONU tras un estudio de la agresión militar que ya lleva casi cinco años. El conflicto ya arroja pérdidas de más de 89 mil millones de dólares y se proyecta que de continuar hasta 2022, la cifra de muertes alcanzará 482.000 personas, en un hecho que ya califica como crisis humanitaria.
RB/VTactual.com