Es innegable que el Internet hizo importantes cambios en la vida del ser humano en prácticamente todas sus facetas, especialmente en la comunicacional, y en muy poco tiempo. Lejos parecen los años en que la gran red mundial no se inmiscuía como ahora, en prácticamente todos los aspectos de la vida cotidiana. No obstante, asegurar que todos los seres humanos que habitan este planeta gozan de los beneficios inherentes de las tecnologías asociadas al internet es un gran engaño, especialmente en Latinoamérica.
Mucha disparidad queda aún por resolverse y América Latina tiene este reto como uno de sus principales, al encontrarse entre los últimos puestos en cuanto a la brecha tecnológica/digital en el mundo. Dicha brecha se refiere a la posibilidad de acceder, no solo a internet, sino a los dispositivos tecnológicos como computadoras, teléfonos móviles, infraestructura de telecomunicaciones, conexiones, e incluso el uso adecuado de todas estas tecnologías. Esto último se refiere a que muchas personas tienen la posibilidad de usar estos beneficios pero no saben cómo hacerlo.
Es preciso indicar que en Latinoamérica se ha acortado la brecha en los últimos años, lo cual coincide con el ciclo de gobiernos progresistas y de izquierda en la región que permitieron a grandes cantidades de personas mejorar su calidad de vida. El aumento sustancial de sus ingresos económicos les permitió acceder a estas nuevas tecnologías.
“Hoy en día prácticamente todos los habitantes de la región tienen un teléfono celular; y en los últimos diez años el número de usuarios de Internet se ha más que duplicado. De hecho, el porcentaje de latinoamericanos que usan Internet pasó de 16,6% en 2005 a 53,5% en 2015, según el informe ‘El ecosistema y la economía digital en América latina’, coeditado por CAF -Banco de Desarrollo de América Latina-, CEPAL, CET.LA y Fundación Telefónica”, señala una publicación de la CAF de 2016.
Pero si se compara con los datos de los países pertenecientes a la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), que agrupa a los países más ricos del mundo, su 82.2% en uso de internet dista mucho de ese 53,5% latinoamericano, una diferencia de más de 28 puntos porcentuales. Cifras publicadas este año por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ofrece otros datos que evidencian aún más la brecha: La banda ancha fija alcanza solamente a 10% de la población latinoamericana, frente a 28% en los países OCDE. En el caso de la banda ancha móvil (4G), la cifra se sitúa en 27%, muy lejos también del promedio de la OCDE, que se ubica en 77%.
Si se desglosa a Latinoamérica por regiones, es más evidente el desfase que tienen algunos países en el tema. Apenas un 20% de los hogares del Caribe tiene acceso a internet; en Centroamérica y los países andinos, la cifra es de 34%, mientras que en el Cono Sur es de 54%. Sólo en 6 países del continente (sin incluir a EEUU ni Canadá) supera el 50% de hogares con intenet: Chile está a la cabeza, seguida de Argentina, Uruguay, Venezuela, Colombia y Brasil, de acuerdo a la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT). En ese mismo sentido, el BID señala que en el Caribe es prácticamente inexistente la banda ancha móvil, mientras que en Centroamérica el 22% de la población tiene acceso a esta red de alta velocidad; 36% en el Cono Sur; y 20% en los países andinos.
Otro de los grandes problemas en la materia está relacionado con el costo de adquisición de los dispositivos necesarios para gozar de los beneficios del mundo digital. Según el BID, existe un patrón similar entre el acceso al internet en los hogares latinos y el precio de los servicios: el 40% de la población con menos ingresos tendría que invertir el 10% de sus ingresos mensuales para tener una suscripción de banda ancha fija básica (velocidad media de 2Mbps). Comparado con los países de la OCDE, la cifra cae a 3% del salario del mismo segmento de población. En banda ancha móvil, los resultados son muy parecidos.
El salario mínimo en Latinoamérica varía de acuerdo a los países pero no demasiado: en Perú, Bolivia, República Dominicana y El Salvador se ubica entre US$ 200 y 300; en Guatemala, Paraguay, Honduras, Brasil, y Ecuador, entre US$ 300 y 400, mientras que en Costa Rica, Argentina, Uruguay, y Chile el rango es US$ 400 y 550. En cualquiera de estos países, los sectores más deprimidos económicamente tendrán bastantes dificultades para formar parte del mundo digital, tomando en cuenta que una computadora sencilla para el hogar puede rondar los US$ 150 y 200 según una rápida consulta en el portal del gigante Amazon. En otras palabras, así la economía se digitalice y la gobernanza digital avance en los países de América Latina, es necesario crear políticas que permitan a las grandes mayorías tener acceso a internet. En este caso, el proyecto de los Infocentros en Venezuela sirve de faro para conseguir cumplir dicha meta.
Afortunadamente, el panorama no es tan oscuro para la región. El mismo estudio del BID señala que la inversión media per cápita en telecomunicaciones en Latinoamérica es superior al de los países de la OCDE; US$ 57 frente a US$ 43. La diferencia está en que los países desarrollados ya han implementado toda la infraestructura básica que no existe en región latinoamericana. Tal vez sea solo cuestión de tiempo de igualar las condiciones, aunque no está de más recordar que las innovaciones siempre vienen de los países de las OCDE sencillamente porque son sede de las empresas trasnacionales que monopolizan la tecnología y los conocimientos sobre ésta.
JA
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