El próximo 12 de diciembre el preacuerdo alcanzado entre Reino Unido y Bruselas para concretar el Brexit se enfrentará a la aprobación o el rechazo del Parlamento británico. Hasta el momento, 90 conservadores han asegurado que votarán contra el documento, lo que deja al proyecto de la primera ministra Theresa May en terapia intensiva.
De acuerdo con diferentes políticos, entre los que se encuentran el exministro de Exteriores, Boris Johnson y el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbin; el preacuerdo deja a Reino Unido en una posición mucho peor que cuando era miembro de la Unión Europea.
Por su parte, los miembros del Partido Unionista Democrático (DUP), cuyos 10 diputados sostienen la precaria mayoría parlamentaria conservadora, consideran una traición los planes del acuerdo de mantener la regulación comunitaria en el Ulster.
Para hacer frente a esta situación, una May en total desventaja continúa llamando a los ciudadanos a la unidad y a entender que el acuerdo defiende el interés nacional. Con esta estrategia espera convencer a los británicos para que ejerzan presión sobre sus representantes en el Parlamento para que voten en favor del acuerdo.
Otra maniobra de May consiste en utilizar a los diputados con mayor influencia y mando sobre el resto de colegas, para convencer a los más moderados de la necesidad de dejar atrás de una vez por todas la pesadilla del Brexit. Por su parte, los adversarios que ya dan por sentada la derrota de May, planean lo que sucederá al día siguiente de las votaciones y preparan desde ya modificaciones para el acuerdo.
ARG