Las rubricas de 195 países al Acuerdo de París, en 2016, llegó a significar que el mundo estaba remando, por primera vez, en la misma dirección.
Se creía entonces que 2020 representaría el año de la más importante reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero “a través de la mitigación, adaptación y resiliencia de los ecosistemas” seriamente afectados por el calentamiento global. Al menos eso pretendía el texto del acuerdo.
Tras la realización de la Conferencia 21 sobre Cambio Climático (la COP21), a expensas de la ONU, 195 países adoptaron la idea el 12 de diciembre de 2015, la cual debían ratificar el 22 de abril de 2016 para celebrar el Día de la Tierra. Y así lo hicieron. Incluso, uno de los países que presiona por cambios globales pero que rara vez coloca su firma (para no comprometerse a cumplir, incluso para violar la norma): Efectivamente, EE.UU. sorprendió al mundo al adherirse.
Una alegría efímera
Pero la alegría que pudieron experimentar las ONG ambientalistas o la comunidad científica en torno a este “gran logro” –a juzgar porque justamente la nación norteamericana, junto con China, resulta una de las más contaminantes del planeta- duró muy poco.
Esa emoción inicial la arrebató el magnate inmobiliario y de medios, más bien de los “reality shows”, devenido en huésped de la Casa Blanca, #DonaldTrump, quien en julio de 2017, anunció que su país se retiraría del acuerdo por cuanto ello representaba “un grave daño a la economía estadounidense”.
Algunos países, incluso algunas grandes empresas, comenzaron a expresar preocupación por la retirada de Washington, por cuanto ello generaría una representativa reducción de transferencia de tecnología y financiación internacional para un proceso de transición energética que genere menor contaminación y emisión de gases de efecto invernadero.
Aumentan las preocupaciones
Pero, lo que más mortifica, es que la decisión del emisario de las transnacionales podría afectar una de las metas cruciales del acuerdo, que en el año 2100 la temperatura media del planeta no aumente más de 2 grados centígrados, en una época en la que ya se está cerca del límite y a punto de sobrepasarlo: expertos creen que si no se plantean correctivos, y si EE.UU. no colabora, la Tierra aumentará entre 1,5° y 5° centígrados su temperatura, en caso de que se duplique la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera.
Señala un análisis del grupo de investigadores Climate Action Tracker que, durante el gobierno de Barack Obama, las medidas estaban destinadas a reducir en 10% los niveles de gases de efecto invernadero de 2005 a 2015, objetivo que aunque estaba muy por debajo de lo requerido, al menos significaba la voluntad de aportar a la consecución de la meta global. Pero para la administración de Trump, incluso desde su primera campaña electoral, todo eso del calentamiento global resulta “un cuento chino”.
Por ello, el vocero de los grandes capitales globales ya empezó a formalizar desde el pasado lunes 04 de noviembre la retirada de EE.UU del Acuerdo de París, por cuanto éste “tiene poco que ver con el clima y más con otros países sacando ventaja de Estados Unidos. Es un castigo para Estados Unidos. China puede subir sus emisiones, frente a las restricciones que nos hemos impuesto”.
Hay naciones más responsables, pero…
Contrariamente, China e India, por ejemplo, empiezan a pasar del carbón a las energías renovables para reducir las emisiones proyectadas de dos a tres gigatoneladas de CO2 para 2030, con lo que comienzan a mostrar consciencia y responsabilidad en torno a lo pactado en la COP21.
Pero lo que hagan las demás naciones dependerá de las decisiones políticas que tomen sus líderes.
Al respecto, Niklas Höhne, socio fundador del NewClimate Institute de Colonia, Alemania, recientemente entrevistado por agencias, señala: “La decisión de Trump podría dar a algunos países la excusa para mermar sus esfuerzos por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”.
Y es que #DonaldTrump aún no ha concienciado que, para bien o para mal, cualquier mandatario de la aún principal potencia mundial siempre resulta un ejemplo a seguir, lo que pudiera explicar los pobres y cuestionados resultados de la COP25 de Madrid.
FF/VTactual.com
Así reaccionó el mundo por la salida de EE.UU. del Acuerdo de París