La situación en el estado de Kerala, al sur de la India, fue calificada por el gobierno como una calamidad de naturaleza severa producto de las inundaciones que hasta el momento han dejado más de mil muertos, decenas de personas desaparecidas y más de un millón de personas evacuadas.
Para el país asiático esta ha sido la peor inundación registrada en la zona en cien años, por lo que el gobierno central ha pedido ayuda internacional para atender las necesidades de los afectados. De varias ciudades del país comenzaron a llegar materiales de socorro, alimentos y combustible.
Entre las medidas tomadas por el ejecutivo está la suspensión de aranceles e impuestos, para contribuir a las labores de rescate y salvamento. Las autoridades además están distribuyendo medicamentos y desinfectantes para evitar enfermedades en los miles de campamentos de refugiados.

Las fuertes lluvias registradas han sido un 40% superiores a lo normal para la temporada y aunque las precipitaciones han disminuido, la temporada de lluvias termina en septiembre. El total de población afectada es de 5.411.712 en una región de unos 30 millones de habitantes.
Hasta la fecha se han registrado 211 deslizamientos de tierra que destruyeron 8 mil casas y provocaron daños en otras 26 mil; fueron afectados 10 mil kilómetros de carreteras; el aeropuerto Internacional de Kochi permanecerá cerrado hasta el 26 de agosto y el servicio de tren y metro siguen suspendidos.
Se estima que los daños ascienden a más de dos mil 800 millones de dólares y la cifra aumentará una vez que el nivel del agua disminuya.
E.C