El papa Francisco proclamó hoy santo al arzobispo de San Salvador Oscar Arnulfo Romero, asesinado en marzo de 1980 por un escuadrón de la muerte de la ultraderecha mientras oficiaba una misa.
Fue conocido como el cura de los pobres, hasta ahora era llamado «San Romero de América» y hoy fue canonizado en una multitudinaria ceremonia en la Plaza de San Pedro, en la que también fue elevado a santo al papa Pablo VI.
Romero denunciaba las matanzas perpetradas por militares y paramilitares amparados por el gobierno de El Salvador y la actividad de grupos económicos que utilizaban el caos de la guerra civil para despojar y explotar a los campesinos salvadoreños.
Su defensa de los Derechos Humanos lo convirtieron en un riesgo para las fuerzas de derecha que lo llevaron a ser objeto de intimidaciones y amenazas hasta que el 24 de marzo de 1980 un sicario lo asesinó mientras oficiaba una misa en la capilla del Hospital de la Divina Providencia en la capital salvadoreña.
Investigaciones posteriores determinaron que sus asesinato fue ordenado por el líder del partido derechista ARENA, Roberto d Aubuisson y no fue sino hasta ahora que se hizo justicia por parte de la iglesia con su nombramiento.
NB