Una guerra presupuestaria entre Roma y Bruselas estalló, de manera oficial y por escrito, este viernes por la noche, cuando la Comisión Europea expresó su rechazo a los objetivos de déficit planteados por el Gobierno italiano, incluidas las cifras revisadas a la baja en las últimas horas en un intento de apaciguar al organismo comunitario.

Y la misiva equivale a una declaración de guerra política contra el Gobierno de Giussepe Conte, especialmente contra la nueva senda planteada por Roma, que mantenía un déficit de 2,4% en 2019 pero anunciaba un ajuste de tres décimas en 2020 (hasta el 2,1%) y de otras tres décimas en 2021 (hasta 1,8%).
«A primera vista, los objetivos revisados apuntan a una desviación significativa de la senda presupuestaria que el Consejo había recomendado a Italia», advierte Bruselas y añade que esa evidente ruptura de la disciplina «supone un motivo de seria preocupación».
La Comisión entre la espada y la pared
La Comisión Europea se ha visto entre la espada y la pared de un Gobierno italiano dispuesto a romper la disciplina presupuestaria y unos socios de la zona euro que exigen mano dura como condición para completar la reforma de la zona euro, imprescindible para garantizar la supervivencia de la moneda única ante futuras crisis.
La decisión del Gobierno italiano de seguir tensando la cuerda ha decantado a la Comisión hacia una posición de dureza que puede desembocar en un importante conflicto institucional con Roma. Por primera vez, Bruselas parece dispuesta a rechazar un proyecto de presupuestos de un país de la zona euro.
La decisión, que no supone un veto a las cuentas públicas, desencadenaría un choque sin precedentes de Italia con la zona euro. «Sería el inicio de una gran escalada de tensión», advierte una fuente de la Comisión que había intentado, hasta ahora, evitar un choque frontal con un Gobierno donde anida el euroescepticismo.
Para los dos años siguientes, los objetivos previstos por Italia no supondrían ninguna mejora en el déficit estructural a pesar de que se trata del país de la zona euro con la deuda pública más abultada después de Grecia.
FF