Ante la tentativa de que Inglaterra, miembro de Gran Bretaña, renuncie a su participación en la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA, a desarrollarse en Rusia, el máximo ente rector del balompié tendría que evaluar diversas opciones.
Estas pasan por sustituirlo con otro equipo, entre los que se quedaron en el camino al campeonato, o incluso se podría considerar dejar desierta esa plaza y que su grupo en el torneo, el G, se juegue solamente con los otros tres participantes: Bélgica, Panamá y Túnez.
Para estos casos, el reglamento de la FIFA es claro: «Si una federación participante se retirara o fuera expulsada de la competición, la Comisión Organizadora de la FIFA decidirá de manera discrecional y sin consultar con ningún otro órgano las medidas que se deban adoptar. Una de estas medidas podrá ser el reemplazo de dicha federación por otra».
Los precedentes son pocos, y además la Federación ha tomado medidas diferentes en esos casos: en 1950, ni Francia ni la India fueron a la cita mundialista al negarse a costear el caro viaje hasta Brasil. En ese caso, se jugó con el grupo 4 incompleto, enfrentando a Uruguay y Bolivia en partido único.
Para la Eurocopa de 1992, la entonces Yugoslavia no asistió, marcada por el conflicto de los Balcanes: en su lugar, la FIFA envió a Dinamarca, segunda en el grupo donde estaban los balcánicos.
En este caso de Rusia 2018, podríamos decir que ciertas condiciones aplican. Por ejemplo, escoger un país de otra confederación continental distinta a la europea rompería con uno de los criterios de clasificación más férreos del torneo: la de la repartición de cupos por continentes.
Ahora, ¿cuáles son las posibilidades que tiene la FIFA para resolver este posible conflicto?
La más clara sería Eslovaquia para sustituir a los ingleses: fueron segundos en el grupo clasificatorio de Inglaterra, por lo que parece el reemplazo natural. Pero también podría ser Italia, con mucho más renombre, que quedó fuera en repechaje y sigue siendo de la UEFA.
Hay opciones más «locas», como Chile: los suramericanos no accedieron al campeonato, a pesar de haberse titulado campeones de América en dos ocasiones consecutivas en los últimos tres años. Pero ya la mitad de los equipos de la Confederación suramericana están en la cita, aunque eso pasó en Brasil 2014, cuando cinco selecciones accedieron en las eliminatorias, más el cupo que se da a la nación anfitriona.
Otros posibles beneficiados serían los sirios, pues su camino a la Copa fue truncada muy cerca de la meta y podrían ser considerados, especialmente si los aliados de la corona británica decidieran plegarse a la decisión de estos. En ese caso, Australia, Japón y hasta Polonia podrían negarse a ir a Rusia.
Todos estos escenarios, más allá de las probabilidades de sustitución, son en realidad poco probables por algunas razones, incluso extradeportivas: la FIFA tiene serias restricciones a las intromisiones de gobiernos en sus federaciones de fútbol. El caso más reciente es el de Perú, que recibió ciertas «advertencias» por un proyecto de ley sobre el deporte que el ente rector del fútbol consideró que intervenía en el acontecer futbolístico nacional.
Entre los castigos posibles, estaría la suspensión de las selecciones de todas las competiciones, e incluso sacar a los clubes de la liga local de los torneos continentales. Incluso, las ligas de esos países podrían dejar de considerarse como oficiales para la FIFA. ¿Algún país estaría dispuesto a eso?
Recordemos que Gran Bretaña ha lanzado una campaña anti Rusia a raíz del envenenamiento de un exagente de la inteligencia rusa, que ocurrió en suelo británico, y del cual acusan a las autoridades rusas, sin haber emitido pruebas.
JI