La extrema derecha ha enfilado sus tropas para dar la estocada final a un sistema ya decadente. Con la crisis ocasionada por el Coronavirus como excusa y con las economías de los países al borde del precipicio, las iniciativas de los sectores más radicales -cuyo objetivo es hacerse con el poder- han tomado protagonismo entre una población descontenta que busca ser escuchada.
Para los que no tienen conocimiento del origen de muchos de estos movimientos, las protestas parecieran ser una mezcolanza de diferentes crrientes conspiracionistas. Sin embargo, la apuesta casi segura es que todo lo que ocurre sea parte de un plan que al menos en EE.UU. está dando resultado gracias al racismo enquistado en las instituciones y que los Gobiernos que han pasado por La Casa Blanca hasta el momento no han querido atender.
Aunque es evidente el avance del Covid-19 a escala global, con más de seis millones 340 mil contagiados al momento de esta publicación y más de 370 mil fallecidos, todavía hay quienes aseguran que el Coronavirus no existe y que es un invento de los Gobiernos para dominar a los pueblos.
Y aunque esta premisa no es cierta, si hay quienes están utilizando la coyuntura para capitalizar a su favor y ganar seguidores (que en un futuro se convertirán en votantes).
Un ejemplo de ello es el movimiento Tea Party en EE.UU., que tuvo sus inicios en 2009, durante el mandato de Barack Obama y que comenzó una cruzada contra el partido Demócrata desde entonces.

La principal página web que es seguida por los manifestantes fue creada por una fundación que recibe millonarios donativos de Robert Mercer, uno de los accionistas de Cambridge Analytica y del medio ultraconservador Breitbart News, que desempeñaron un papel clave en la elección de #DonaldTrump como presidente norteamericano en 2016.
En ésta página web, cuyo nombre es Abrir los Estados, los supuestos manifestantes rechazan las restricciones impuestas por los gobernadores de diferentes ciudades estadounidenses para intentar frenar la pandemia de Covid-19. El líder de la página no es otro que Mark Meckler, cofundador del Tea Party Patriots.
Este movimiento alcanzó una gran popularidad durante el primer mandato de Obama, promoviendo historias falsas sobre una supuesta conspiración socialista que se parecen mucho a las que publica el movimiento Abrir los Estados, no tanto por su contenido sino por su concepción de la «realidad».
Lo terrible es que las protestas impulsadas por estos movimientos pudieran tener consecuencias insospechadas, sobre todo en el incremento de los casos de Covid-19 en el país, que ya casi rozan los dos millones de contagiados.
Quienes están detrás de las protestas tienen un objetivo bien definido, buscan participación en la esfera política, imponer su agenda y, por supuesto, garantizar que #DonaldTrump sea reelecto. ¿Cómo lo hacen? Manipulando el descontento de la gente, que en ocasiones es susceptible a lo supersticioso, y reuniendo sus datos a través de las incontables plataformas que ofrecen el envío de boletines con información a cambio de una suscripción.
De esa misma forma, Cambridge Analytica pudo reunir información sobre los votantes indecisos entre 2015 y 2016, a quienes les hizo promesas a través de las redes sociales de acuerdo a las necesidades que expresaban por estos medios y que un algoritmo determinó.
España, otro foco
El reino de España, cuya ultraderecha no ha dejado de hacer lobby contra la coalición conformada por Unidas-Podemos desde que ésta se estableció, lidera en el país europeo las protestas contras las medidas de distanciamiento social tomadas por el Gobierno.
A través de aplicaciones como Telegram y redes sociales, los seguidores del movimiento #StopConfinamientoEspaña hacen llamados a concentraciones en los ayuntamientos de cada localidad, que evidentemente violan la cuarentena establecida el pasado mes de marzo por la gestión de Pedro Sánchez.
Las protestas se realizan sin importar las restricciones impuestas por las autoridades y que si las violentan podrían enfrentar cargos judiciales o multas.
Mientras que al inicio de la pandemia a Sánchez se le juzgaba por haber tomado tarde medidas de protección que salvaran a la población, en la actualidad se le crítica por «alargar durante más tiempo el confinamiento más estricto del mundo que prolongaría el deterioro físico y mental de la población».
El reclamo parece de lo más sensato, pero toma su verdadero cariz cuando comparte lugar en el mismo grupo de Telegram con mensajes como el siguiente: «hay una agenda ideológica (eutanasia) de la izquierda. Y en el sistema sanitario hay un claro control de la izquierda».
Para los analistas, los ultraderechistas que apoyan las protestas en España encontraron en el confinamiento la excusa perfecta para expresar su molestia por el traslado de los restos del dictador Francisco Franco a El Pardo, una decisión que buscan sea reconsiderada por el Tribunal Supremo.
Andreína Ramos Ginés/VTactual.com
Excesos policiales no cesan en EE.UU. a pesar del incidente Floyd