Corría octubre de 2006 cuando en un auditorio de la estatal petrolera venezolana (PDVSA) Rafael Ramírez – Presidente de esa institución y Ministro de Energía y petróleo – se dirigió a sus trabajadores con un discurso que lo colocaría en el cenit de su carrera política y lo consolidaría como uno de los hombres de confianza del Comandante Hugo Chávez
Para aquel entonces, pocos imaginaban que aquel personaje que se deshacía en arrebatos de amor por la Revolución Bolivariana destruiría – a través de un elaborado entramado de corrupción – la industria petrolera nacional y el sistema eléctrico venezolano, traicionando así a la Patria de Bolívar y al legado de Hugo Chávez plasmado en el Plan de la Patria.
Quien a buen árbol se arrima…
Cuando Rafael Ramírez asumió la Presidencia de PDVSA (2004) era prácticamente un ingeniero raso. Su antigua relación en la Universidad de Los Andes (ULA) con factores afectos a la revolución – particularmente con allegados al Comandante Chávez – lo proyectaron al Ente Nacional del Gas (Enagas). De allí pasó a titular del Ministerio de Energía y Petróleo (MENPET) y finalmente a PDVSA. En este punto de la historia ejercía simultáneamente los dos últimos cargos, lo que trajo como consecuencia “que se pagara y se diera el vuelto” al momento de rendirle cuentas al Estado.
Ramírez llega a la Presidencia de PDVSA sin haber pasado por las áreas producción, subsuelo, perforación, refinación, ni mercadeo. No tenia idea de mercados y, por ende, no estaba realmente capacitado ni preparado para propiciar cambios, ni impacto alguno a partir de su llegada.
La Nueva PDVSA
Gracias a la gestión de Alí Rodríguez Araque (2002-2004) en la Presidencia de la estatal petrolera se superó con creces la vieja «meritocracia» que imperaba en la industria. Había un personal comprometido con su reconstrucción de los daños ocasionados por el Paro Sabotaje Petrolero (2002) y el incremento de los precios del crudo generó grandes ingresos a la nación.
Por lo que a juicio del especialista Einstein Millán Arcia: “Ramírez recibió en sus manos, una PDVSA con mucho dinero, prácticamente sin deuda, con brillo, pujante, lucida y sobretodo efectiva y eficiente. Disfrutó de haber recibido una empresa que venia mostrando una fantástica y acelerada recuperación de la mano de Ali Araque (…) Disfrutó de una gerencia preparada y decidida».
Comienza la debacle
Ramírez llega cambiando los cuadros directivos y gerenciales. Ingresa a Luis Vierma y a Eulogio del Pino en la directiva de la industria petrolera quienes fabrican un Caballo de Troya llamado “Plan Siembra Petrolera” (2005) para justificar erogaciones de capital en Costa Afuera y la Faja del Orinoco, que desembocaron en la más cruenta corrupción y pérdida de recursos jamás visto en PDVSA.
Entre el ejercicio 2005 y el cierre de 2014 – cuando Ramírez deja la industria – ingresaron a PDVSA unos $1.068.542 millones ($1.07 trillones) y, aun así, la deuda financiera a su salida ascendió a $46.200 millones, que entre 2005 y 2006 había sido $2.300 millones. En su administración, entre 2011 y 2014, los ingresos financieros producto de la intermediación y especulación cambiaria se hicieron visibles, al pasar de $765 millones en 2011 a $20.343 millones en 2014.
Con su “verbo encantador” y sus dotes de “maquillador de informes” logró ocultar o, por lo menos, disimular que la producción durante su gestión cayó de 3.274.000 Barriles Diarios en 2005 a 2.899.000 B/D al cierre de 2014, representando una perdida neta de 375.000 B/D.
Eso sin contar el desplome de la Refinería de Amuay que no sólo removió cerca del 40% de la capacidad instalada en algunos procesos medulares aguas abajo, sino que también propició que se cuadruplicara en un 400% la necesidad de importación de crudo y refinados, imponiendo una gruesa carga de gastos.
El fraude del Sistema Eléctrico Nacional
Al asumir el control del Sistema Eléctrico Nacional en 2006 y – en vista de las sequías que afectaban a las plantas hidroeléctricas – propuso la creación de 17 centrales termoeléctricas que serían alimentadas con derivados de PDVSA y la construcción de 160 subestaciones: 15.160 kilómetros de líneas de trasmisión anotadas en el Plan de la Patria. Esto desembocó en un gigantesco fraude que le costó al Estado la pérdida de 40 mil millones de Euros.

El caso Andorra
En 2015, la Unidad de inteligencia financiera (FinCen) del Departamento de Tesoro de Estados Unidos señaló que Banca Privada de Andorra (BPA) era sospechoso de lavar dinero proveniente de la mafia china, rusa y de una trama de corrupción enquistada en PDVSA que habría legitimado más de $2.000 millones en cuentas tanto de la sede central en Andorra como de sus filiales en Madrid y Panamá. Esto provocó el cierre de sus sedes en esos tres países.
En el caso de PDVSA las pesquisas arrojaron que el modus operandi consistió en el desarrollo de empresas ficticias y productos financieros complejos para desviar $4.200 millones de la estatal petrolera. También se descubrieron cuentas millonarias de varios ex altos funcionarios venezolanos vinculados con Rafael Ramírez como, por ejemplo, Javier Alvarado Ochoa, Nervis Villalobos Cárdenas y Francisco Jiménez Villarroel.
Como “familia que roba unida, permanece unida” también salieron a la luz las cuentas en Andorra y Panamá del primo hermano de Rafael Ramírez – Diego Salazar – quien al ser detenido por el Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN) cantó como un pajarito y reveló que Rafael Ramírez era su socio directo en operaciones de intermediación y compra-venta de petróleo.
Aunque en 2018 la Fiscalía Venezolana emite una orden de captura en su contra por corrupción y activa un alerta roja de Interpol, Rafael Ramírez disfruta de la libertad y la impunidad dándose la “Dolce Vita” en un país europeo desde donde escribe columnas de opinión y ofrece entrevistas despotricando del gobierno de Nicolás Maduro sin que nadie lo aprese. “Cosas veredes, Sancho”…
Enza García Margarit/VTactual.com
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