La derecha boliviana que tomó el poder de manera irregular en Bolivia, dio inicio a una persecución de la dirigencia que apoya al presidente en el exilio Evo Morales, quien se refugió en México temiendo por su vida luego de la ruptura de la legalidad en su país. El ex senador Arturo Murillo, nombrado Ministro de Gobierno por la autoproclamada presidenta Jeanine Áñez, anunció que el nuevo gobierno irá “a la cacería” de Juan Ramón Quintana, ex ministro de la Presidencia y de Raúl García Linera, a quienes acusan de incitar las protestas contra el golpe de Estado.
«Que empiecen a correr, los vamos a agarrar. No vamos a permitir una persona más que siga haciendo sedición en el país«, dijo Murillo a minutos de ser nombrado en el cargo de manera poco ortodoxa. El funcionario amenazó con perseguir a los políticos socialistas hasta llevarlo a la cárcel o se vayan del país.
De forma contradictoria, Murillo señaló que “no habrá persecución” en el “nuevo gobierno” de Bolivia, pero advirtió que «aquel que trate de hacer sedición a partir de mañana, que se cuide«, en referencia a los manifestantes que no reconocen al gobierno que se instaló en el país andino luego de la renuncia forzada del primer mandatario de esa nación, Evo Morales.
Una proclamación fallida
Jeanine Áñez se autoproclamó ante un Parlamento sin quórum para sesionar y aprobar su asunción. Pero el Tribunal Constitucional avaló la acción amparado en el principio de continuidad y para garantizar la aparente gobernabilidad del país tras la renuncia de Morales.
Frente a ello, el Parlamento logró sesionar con quórum durante la madrugada de este jueves, luego de que se impidiera por horas el acceso de la mayoría de legisladores que apoyan a Evo Morales. En la sesión se acordó nombrar una nueva directiva que desconoció la acción encabezada por Añez e intenta retomar el control político del país.
RB
