Es uno de los argumentos más repetidos contra el chavismo venezolano desde las grandes corporaciones mediáticas de EEUU y del mundo: los llamados «colectivos», satanizados por la derecha y que son tratados como «grupos armados irregulares de civiles».
Medios estadounidenses, principalmente, esbozan una imagen de Venezuela a partir de los colectivos y su supuesta «acción represiva contra manifestantes opositores»: una especie de «brazo armado» para supuestamente hacerle el «trabajo sucio» al gobierno nacional.
Pero en Estados Unidos, precisamente, abundan las organizaciones civiles armadas, sin contar con que particulares portan armamento incluso militar, como revelan los continuos atentados, tragedias y tiroteos masivos que ocurren en la nación norteamericana.
Un reportaje de la BBC, ubica en 165 la cifra de organizaciones catalogadas como paramilitares, en diciembre de 2017, operando en territorio estadounidense. «Conducen patrullas en sus estados y para entrenarse realizan asaltos e incursiones en recintos simulados con municiones reales», dice el texto.
Con semejantes despliegues y apariencia, lo más certero sería pensar que forman parte de las fuerzas de seguridad del Estado, aunque en realidad pertenecen a algo llamado el «movimiento patriótico», organización que asegura proteger «las libertades civiles».
Mark Pitcavage, investigador del Centro sobre Extremismo de la Liga Antidifamación de Estados Unidos, data el surgimiento de estos grupos en los años ’90. «Dicen que el gobierno está intentando quitarles sus armas, privarlos de sus derechos y libertades y que necesitan luchar contra esta conspiración», agrega.
Hay varios tipos de organizaciones armadas en el territorio: estos mencionados por Pitcavage, cuyas creencias se fundamentan en teorías de la conspiración y colaboracionismo de Washington contra ellos; otros son parte del movimiento de «survivalistas» que se entrenan y preparan para escenarios distópicos como los de las películas de moda de esta era; pero otros son abiertamente grupos de supremacistas blancos, de ultraderecha.
Uno de estos últimos, denominado como la «Fuerza de Seguridad Tres por Ciento», llegó a amenazar con marchar exhibiendo su armamento hasta la capital, Washington, en caso de que Hillary Clinton ganara las elecciones presidenciales en las que finalmente resultó electo el actual mandatario, Donald Trump.
Si eso sucediera en Venezuela, ¿qué ocurriría? ¿Sería una posible causal para apelar a intervención «humanitaria»? La preocupación por grupos civiles armados depende del ojo que mire: y en este caso, Estados Unidos posa su mirada sobre Venezuela, como sobre muchos otros, cuando en su propio patio padecen cosas mucho más preocupantes.
JI