El secretario de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, no duerme cada noche pensando en la próxima declaración que dará sobre “la situación de Venezuela”. Este jueves, por ejemplo, aseguró que, ahora sí, se había “cumplido” lo que venía “denunciando”: la República Bolivariana de Venezuela finalmente dejó de ser un país democrático. Aunque ya esto era un hecho declarado para el secretario.
Esas mismas palabras las esperan desde hace meses millones de brasileros que votaron para que Dilma Rousseff dirigiera los destinos de la nación amazónica, hasta que un grupo de corruptos (decenas han caído desde entonces) derrocaran desde el Parlamento a su legítima gobernante.
Pero a Almagro solo le preocupa que en Venezuela el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) tomara acciones ante un flagrante desacato constitucional de la actual Asamblea Nacional (AN): el TSJ dispondrá de las competencias legislativas del Parlamento, en tanto este se ponga en regla.
Esto no sucederá mientras sigan ejerciendo los diputados electos por el estado Amazonas, en el cual hay pruebas de compra de votos y otras irregularidades durante las últimas elecciones.
Además de la declaración de un Estado de carácter dictatorial, Almagro y el Departamento de Estado norteamericano han potenciado el discurso de “aislamiento” continental en el que estaría el gobierno venezolano. Este último declaró tras la reunión de la OEA, que la misma era una muestra más de cómo Venezuela estaba sola en la región.
Mientras en la sede de la organización multilateral se “discutía” sobre la situación interna de un Estado soberano que no avaló esa agenda, a las afueras resonaba el grito de “¡Viva Venezuela soberana!”, de un grupo de manifestantes solidarios con la causa bolivariana.
En paralelo, la sede argentina de la OEA recibía a través de una carta la anexión de decenas de organizaciones y figuras de dicha nación a un documento emitido desde Caracas y respaldado por más de 160 organizaciones venezolanas, rechazando las pretensiones contra la nación.
Fernando Vicente Prieto, miembro del Movimiento Popular Patria Grande, explicó en exclusiva para VT que, si bien la iniciativa de juntar las adhesiones tenía días en curso, la coincidencia de la entrega con la sesión extraordinaria realizada en Washington se decidió como la ejecución de “un acto simbólico de respaldo a Venezuela y de repudio a Luis Almagro”.
Tras entregar una breve carta acompañando el documento original, a las afueras de la sede en Buenos Aires se congregaron algunas organizaciones y leyeron el texto, que suscribieron entre otras personalidades, la periodista Stella Calloni, además de la madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas, junto al Partido Comunista de Argentina, el capítulo local de Articulación de Movimientos hacia el ALBA o el Frente de Organizaciones Kirchneristas, por mencionar algunos.
Días antes, la Red Salvadoreña de Solidaridad había manifestado su contundente rechazo a “la presentación de un informe infame, conformado por 75 páginas llenas de mentiras, falsos positivos y noticias falsas (fake news)”, con lo que “Almagro trasgrede las competencias que le impone la institucionalidad de la OEA y demuestra su empecinado empeño por afectar a Venezuela y evidenciar su sintonía con la derecha golpista, violenta y antidemocrática de ese país».
“El Salvador y su pueblo, comprometidos con los cambios geopolíticos que experimenta Nuestra América, ratifica su total respaldo al compañero Nicolás Maduro Moros y repudia esta acción unilateral”, manifiestan en otro apartado de un comunicado difundido el pasado 15 de marzo.
Este jueves 30 de marzo los sindicatos cubanos, así como la Central de Trabajadores de Cuba, manifestaron a través de un comunicado que las pretensiones auspiciadas desde Washington no buscan sino “liquidar las conquistas sociales y populares alcanzadas por los trabajadores y el pueblo, entre ellas los beneficios laborales y salariales que contiene la nueva Ley Orgánica del Trabajo”.
Además de las manifestaciones populares, resulta importante destacar la entereza de las delegaciones de República Dominicana, Haití y El Salvador, que no cedieron ante las amenazas del senador norteamericano Marco Rubio, quien había declarado antes de la reunión extraordinaria de la OEA que su país tendría que dejar de ayudar económicamente a estas tres naciones si apoyaban a la comitiva venezolana.
Del otro lado del mundo, la gigante Rusia tampoco es sorda al reclamo venezolano. Este viernes, a través de la vocera de su Cancillería, Maria Zajárova, invitó a los demás países a cesar en sus intromisiones, tras considerarlas muy peligrosas.
«Es muy importante que la lógica se imponga sobre la confrontación. Las fuerzas externas no deben echar más leña al fuego a la situación interna de Venezuela con sus declaraciones y acciones», sostuvo desde Moscú la portavoz del Kremlin.
También este viernes, la Fiscal General de la República Bolivariana de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, se manifestó contra la sentencia del TSJ, y aunque para algunos analistas en el mundo esto define el escenario para una intervención y la activación definitiva de la Carta Democrática Interamericana, hay algo indiscutible: que la más alta vocera de uno de los poderes venezolanos, criticada amplia y recurrentemente por la derecha, al calificar a su despacho como un brazo más del Ejecutivo, emita públicamente estas declaraciones, derrumba la tesis de que los poderes están “secuestrados por Maduro”.
JI