La realidad de una Colombia «en paz» relata la historia de Cristo José Contreras, un niño de 5 años secuestrado el pasado martes por hombres armados, no era guerrillero, ni era soldado del ejército, pero es el hijo del alcalde del municipio El Carmen, ubicado en el departamento del Norte de Santander, cerca a la frontera de Colombia.
«Se lo llevaron mientras se dirigía a su escuela», esta frase es el resumen de la historia repetida de más de 37.000 personas que han sido secuestradas en Colombia en las últimas seis décadas. Sin embargo el ejército, la policía y las fuerzas especiales se esfuerzan por encontrar a Cristo por lo «particular» del caso, que se generan a dos año de los acuerdos de paz que han sido burlados por el mismo gobierno.

Ante la ausencia de las FARC, los medios detallan que el hecho se registró en una «zona con presencia de las guerrillas del Ejército de Liberación Nacional (ELN)«, dejando un mensaje tácito en sus editoriales de quiénes podrían ser los responsables del secuestro, pero por las dudas, la delegación del ELN en los diálogos de paz, negó tener al menor.
Como coletilla, los medios argumentan que «todavía no se sabe quiénes son los autores del rapto». A la agenda de búsqueda se sumó el mismísimo presidente Iván Duque, dejó sus ocupaciones para visitar a los afligidos padres. Tan importante ha sido el caso que las autoridades ofrecen casi US$50.000 a quien pueda dar información sobre el paradero del niño.
«No causen tanto dolor a esta familia que hoy sufre por la privación de la libertad de este angelito, tan especial y tan alegre con todo el mundo. Ustedes hoy por pura maldad lo tienen en su poder«, expresa el padre de Cristo en un mensaje público a sus secuestradores.

La única diferencia entre este caso y los otros 36.999 anteriores, ha sido la logística, en los anteriores los medios ni siquiera se han interesado por conocer el nombre de los padres o el oficio del secuestrado. La conmovedora historia espera de un héroe que la resuelva o de algún villano a quien acusar, mientras, Colombia, ya acostumbrada a los gajes de un país en guerra, reza para que regrese el pequeño Cristo.
EC