Pareciera ser que el infortunio se ha apoderado de la Gran Bretaña desde que se celebrara el referéndum que decidió su separación de la Unión Europea (UE), que luego de una turbulenta campaña electoral en la que laboristas y conservadores disputaban sus propuestas en un marco de polémicas y claras evidencias en cuanto desigualdades tanto para británicos como inmigrantes en términos seguridad integral, social, laboral, vivienda, económica, entre otros.
El resultado post electoral, además de la incertidumbre relacionada a los efectos generales (positivos y negativos), así como el tiempo que puedan tomar las negociaciones durante todo este largo proceso de separación, ha sido un incremento de la discriminación, el racismo, la segregación y la xenofobia dentro del Reino Unido, así como un aumento en los crímenes de odio durante el año 2016 y los últimos ataques terroristas perpetrados en el primer semestre de 2017.
La más reciente calamidad sucedida con el incendio de un edificio residencial (Torre Grenfell), donde murieron cerca de un centenar de personas según cifras oficiales aún por confirmar y que deja en evidencia las condiciones precarias en las cuales viven muchos ciudadanos británicos producto del fracaso en las políticas económicas gubernamentales y desnudando lo desprovisto que se encuentra el sistema de vivienda, solo por mencionar un aspecto.

Sin embargo, más allá del infortunio que representa este tipo de eventos, también se encadenan los actos terroristas ocurridos en diferentes partes del Reino Unido en menos de tres meses, específicamente en dos de las ciudades más importantes, teniendo como epicentro Londres y Manchester, Respectivamente. El primero sucedido el 22 de marzo en la capital a las cercanías del parlamento británico, en el cual un hombre arrolla a 5 personas y deja más de 30 heridos.
Dos meses después, la fatal coincidencia del 22 de mayo, en la que 22 personas mueren y más de un centenar resulta herida, muchos de ellos jóvenes y menores de edad, a causa de la explosión de una bomba por parte de un atacante suicida en las afueras del estadio Manchester Arena, luego del concierto de la cantante pop Ariana Grande que acogía a miles de sus admiradores y fanáticos.
Y por si fuera poco, a menos de dos semanas después, en las adyacencias del famoso London Bridge y el del concurrido Borough Market, nuevamente la capital británica fue víctima de otro ataque terrorista llevado a cabo por tres agresores (dados de bajo más tarde por las autoridades), quienes también atropellaron a varias personas y, en similares circunstancias a las del Puente Westminster cerca del parlamento, apuñalaron mortalmente a 7 ciudadanos.
Todo esto hace pensar que una suerte de “vendetta” se está produciendo a lo interno de la Gran Bretaña como consecuencia de su salida de la UE que hacen más incierto el panorama y no dejan de generar reacciones por parte de todos los actores políticos involucrados en la situación.
LM