Desde que #DonaldTrump azuzara a sus simpatizantes a condenar el confinamiento y las medidas restrictivas de algunos gobernadores, principalmente de sus opositores demócratas, decenas de manifestaciones se desarrollaron a lo largo y ancho de EE.UU. para solicitar la reapertura y denunciar el atentado contra las libertades en Texas, California, Nueva York, Maryland o Indiana, por mencionar algunos estados.
De hecho, la próxima semana, más de una decena de regiones reactivarán su economía. Más recientemente lo han anunciado Iowa y Misisipi. En el primero se cuentan cerca de 4 mil 500 contagios confirmados de Covid-19. En el segundo, más de 5 mil 400 casos confirmados. En ambos, las cifras no hacen más que crecer.

Una gran lista de estados ya lo había hecho con anterioridad: en Florida, algunos parques han reabierto; en Minnesota, tiendas de ocio y de deporte ya tienen las puertas abiertas; Carolina del Sur y Georgia están en pleno funcionamiento y, desde el lunes, Tennessee permitirá que los restaurantes atiendan a la mitad de su capacidad.
La “Muerte” recorrerá las playas
En Florida no todos están a favor de la reapertura trumpista.
El abogado y activista Daniel Uhlfelder anunció que recorrerá las playas de Florida vestido de la “Muerte” o Grim Reaper, con una túnica negra y una guadaña, desde el próximo viernes, al considerar prematuro abrirlas ese día, cuando termina el confinamiento ordenado por el gobernador Ron DeSantis.
“El 1 de mayo estaré recorriendo Florida (…) recordando a los floridanos que se queden en casa durante la pandemia”, señaló en su cuenta de Twitter el activista.
Uhlfelder ya había protestado en marzo pasado, vestido contra materiales peligrosos en la oficina de DeSantis, para pedir el cierre de las playas en momentos en que el republicano estaba reacio a hacerlo.
El 17 de abril, el gobierno de Jacksonville, en el norte de Florida, autorizó la reapertura de las playas con restricciones, pero una muchedumbre de visitantes abarrotó la zona a las pocas horas e incumplió el distanciamiento. Lo mismo ocurrió en Sarasota en la costa oeste floridana, pero se dejaron cerradas las de Miami-Dade y Broward, los condados sureños que acumulan la mayor parte de los 30 mil 839 casos y las mil 055 muertes del estado.
Uhlfelder dijo que, ante este panorama, busca mostrar a las personas lo que podría suceder si los estadounidenses se vuelven pasivos sobre el distanciamiento social. “Estos no son tiempos normales”, aseguró.
Sin mucho afán
Pese a las presiones, DeSantis expresó que “no está afanado” para reabrir el estado el 1 de mayo y que revisará este fin de semana las recomendaciones que le entregó el grupo de trabajo “Reabrir Florida”.
Entretanto, la policía de California está pidiendo a los residentes de áreas del sur de California que eviten la tentación de ir a la playa con la llegada de las altas temperaturas. El diario The Washington Post indicó que las playas de Los Ángeles y San Diego permanecen cerradas, pero las de los condados de Ventura y Orange están ya reabiertas al público, y las de San Diego lo harán el lunes.
Y las limitaciones no han impedido que la gente haya acudido a la de Newport, por ejemplo, que el viernes acogió a 40 mil personas por la ola de calor que azota la zona.
Los médicos contra la reapertura
Esta semana, la fotógrafa Alyson McClaran captaba una imagen que dio la vuelta al mundo. En ella, un médico con su uniforme verde, mascarilla y gesto serio enfrentaba a los manifestantes que protestan contra el confinamiento en Colorado y, aunque desde los coches le increpaban, parecía no inmutarse. “Es el enfrentamiento de dos mundos”, decía McClaran.

La situación se registró en Denver. Mientras los conductores protestaban contra la orden de permanecer en sus casas porque creen que la libertad de movimiento está siendo violada, al grito de consignas como “Muéstrame los datos” o “América libre”, los trabajadores sanitarios de la ciudad, que salvan vidas a diario, a contrarreloj, superados por la crisis, sólo contaban con su silencio y sus mascarillas para impedir el paso a quienes les insultan, prescinden de las mascarillas y violan el distanciamiento social.

Uno de los manifestantes se justificaba: “Tengo que hacer lo que haga falta para dar de comer a mi familia”, aunque eso “suponga poner en riesgo mi salud o la de otros”.
Un galeno sin identificarse respondió al periódico local: “Es muy duro estar aquí. Porque si enferman, somos nosotros los que vamos a cuidar de ellos. Han sido muy agresivos. Trabajo cada noche y cuido a los pacientes en el hospital, con o sin Covid. Esto es algo catastrófico, devastador”.
Avanzan los contagios en EE.UU.
Mientras todas estas cosas ocurren y los estados empiezan a reabrir, la Universidad Johns Hopkins entrega cifras cada vez más altas: ya EE.UU. concentra 52 mil 782 fallecidos y 924 mil 576 casos detectados.
Si bien es cierto que la crisis sanitaria está ocasionando un grave deterioro de la economía –la Oficina de Presupuesto del Congreso proyectó que el déficit fiscal del país se triplicará hasta los 3,7 billones de dólares y el desempleo alcanzará el 16%- todo podría empeorar en los meses que vienen, principalmente por el colapso del sistema hospitalario y el cese definitivo de algunos sectores económicos, producto de la pandemia.

Y desde Tucson, Arizona, el filósofo y lingüista Noam Chomsky advierte: “Estamos ante otro fallo masivo y colosal de la versión neoliberal del capitalismo. Si no aprendemos eso, la próxima vez que pase algo parecido va a ser peor (…) Estados Unidos es una catástrofe por el juego que se traen en Washington. Saben cómo culpar a todo el mundo excepto a ellos mismos, a pesar de que son los responsables”.
FF/VTactual.com
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