«El proceso colonial estableció de entrada en Venezuela un control para mantener la dependencia. Por eso las primeras carreras universitarias estaban pensadas para atender las necesidades del poder. Un ejemplo de ello son filosofía y teología, necesarias para seguir promoviendo el dominio religioso. También leyes para fortalecer el aparato jurídico desde lo que se relaciona con la propiedad, las responsabilidades fiscales -impuestos- y el control de la libertad individual».
Así lo expresó el profesor Carlos Zavarce, director de la Escuela Latinoaméricana de Imagen, Palabra y Sonido (Elips), en entrevista para VTactual en la que además destacó que aunque han pasado más de 500 años, la educación universitaria en Venezuela todavía responde a ese modelo colonial de copiar y no innovar.
«Nuestras universidades y sus currículos son replicadores y adaptativos de tecnología extranjera. No se invierte para que generen procesos, equipos ni mucho menos teorías. Incluso, en este terreno teórico la dependencia eurocéntrica es muy marcada aún hoy», asegura.
De acuerdo con Zavarce, esa concepción de la educación superior es la responsable de que el currículo universitario esté de espaldas a las necesidades del país.
Sin embargo, reconoce que no ha habido una verdadera voluntad de cambiar esta situación, sobre todo entre las autoridades universitarias que no creen en la democratización del conocimiento.
«En las universidades el comportamiento es el mismo. Seguimos en el medioevo: con togas y birretes, actos ceremoniales para decirte que ahora eres de otra «especie» y que te sumarás al sistema como un empleado y justificador del poder real», señala.
Y esto se mantuvo a pesar de los grandes esfuerzos hechos por la Revolución Bolivariana en materia de educación.
«Hugo Chávez vino de las entrañas del pueblo invisibilizado, planteó una sociedad de clase media y reivindicó el derecho al estudio. Además, creó numerosas universidades e intentó democratizar el conocimiento, pero las élites universitarias que aún llamándose de izquierda son muy conservadoras, se apoderaron de cada uno de los centros de estudios. Y a través de los posgrados en el exterior, las nociones académicas y los prejuicios, lograron mantener esta estructura anquilosada», explica.
Menciona como ejemplo a los comunicadores sociales, a quienes se les entrena para ser reporteros, lo que el considera como un obrero intelectual.
«No hay posgrados para nosotros, sólo en áreas como publicidad y mercadeo, que precisamente son necesarias para el sistema capitalista. No se nos forma como productores de contenidos, eso hay que aprenderlo por los ‘caminos verdes’. Es más, ni siquiera adquirimos conciencia de la importancia de nuestro trabajo en la construcción de soberanía e independencia», destaca.

Aún no estamos perdidos
Zavarce asegura que Venezuela tiene muchas posibilidades de superar este modelo. Pero para ello, los ciudadanos debemos ver y reconocer nuestras fortalezas y trabajar desde ellas, «con una visión cualitativa fundamentada en el bienestar de la gente».
«Hay un interés de generar ese cambio que se necesita, pero eso no camina sólo. Hay que crear las condiciones materiales para darle un piso a los nuevos currículos y garantizar que esos estudiantes después se van a integrar a la construcción colectiva», refiere el director de la Elips quien además menciona un ejemplo interesante para darnos una perspectiva sobre el poder de la planificación.
«Hay un ejemplo chino interesante. Ellos descubrieron una tumba con un ejército de soldados de arcilla policromada tamaño natural. Miles de piezas incluyendo carruajes, caballos y hasta perros. Cuando extrajeron las primeras figuras las vieron deshacerse en cosa de minutos. Entonces crearon, en la superficie de la excavación, una universidad para que en el plazo de 80 años se pueda crear la tecnología necesaria para rescatar ese valioso hallazgo cultural en perfecto estado. Eso es planificar».
A juicio de Zavarce, para llegar a ese punto lo primero que hay que hacer es conseguir un equipo de creyentes y luego establecer mesas de trabajo con especialistas para determinar los pasos reales, no la utopía, que le permitan al país ir concretando logros.
«Acto seguido construimos un modelo de acción y lo desarrollamos. Se elige un problema a resolver, por ejemplo la construcción del sistema eléctrico a partir de paneles solares. Metemos todos los huevos en la canasta y documentamos el proceso, hasta lograr un desarrollo tecnológico apto para nuestra realidad y masificable para toda la comunidad. Eso nos daría independencia y estaríamos cumpliendo el quinto objetivo de la Patria. Para ello se requiere además apoyo del Ejecutivo. Probado el modelo, se hace replicable. En tres o cuatro años se estaría multiplicando en otros sectores. Todo el mundo implicado y viendo los frutos. Exige constancia, compromiso, y claridad gubernamental», asevera.
Casos de éxito
El director de la Elips Carlos Zavarce, relata que en este momento hay iniciativas importantes que pudieran replicarse en función de solventar las necesidades del país.
Señala como una de ellas el trabajo que realiza la Gobernación del estado Miranda, dirigida por Héctor Rodríguez, que enlazó universidades, empresarios y comunidades organizadas para avanzar hacia un concepto novedoso de desarrollo con carácter social.
También recuerda que se han concebido nuevas carreras, pensadas en las necesidades del país, pero aún no hay un trabajo real que enamore a los muchachos para que las cursen. «Se siguen llenando las tradicionales, pero las que nos hacen falta están desiertas«, lamenta.
Para cambiar esa realidad, explica Zavarce, es necesario que los 120 medios del Estado emprendan una campaña de información avasallante. «El plan nos dice hacia dónde debemos ir, y nunca debemos perderlo de vista. El Proyecto Nacional Simón Bolívar, el primer plan socialista, nos da el elemento deontológico y los valores que necesitamos desarrollar los venezolanos para generar el cambio».
Andreína Ramos Ginés/ VTactual
@aramosgines
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