Este año, la Corte Interamericana de Derechos Humanos profirió cuatro sentencias contra Colombia, el número más alto para el país desde que resultó condenado por primera vez en 1995 por la desaparición forzada del sindicalista Isidro Caballero en manos de militares.
Guatemala y México estuvieron cerca, con tres fallos cada uno, pero en el escenario colombiano hubo dos precedentes esenciales: por un lado, la Corte Interamericana se pronunció en un caso de libertad de prensa de 1998, el periodista Nelson Carvajal fue acribillado por un sicario en Huila y, solo hasta ahora, su familia encuentra lo más parecido a la justicia.
Ejecuciones extrajudiciales
El otro caso que abordó la corte fue el gravísimo crimen de las ejecuciones extrajudiciales cometidas por las Fuerzas Militares colombianas, al analizar los homicidios cometidos por el Ejército de seis hombres jóvenes, entre 1995 y 1997, en Arauca, Santander y Casanare.
Los otros dos expedientes que pusieron a Colombia en este “primer lugar” están relacionados con una problemática que la Corte ya conoce al detalle, pues está plasmada en varios de sus fallos: la relación nociva que se tejió entre agentes del Estado y grupos paramilitares.
Uno tiene que ver con la desaparición forzada del sindicalista Víctor Manuel Isaza Uribe, ocurrida el 19 de noviembre de 1987 en Puerto Nare (Magdalena Medio antioqueño). Otro, con el asesinato de Noel Omeara, la desaparición forzada y posterior homicidio de su hijo, Guillermo Omeara, y el atentado contra la vida de su suegro, Héctor Álvarez Sánchez.
Hubo una mora del sistema interamericano
Expertos en el sistema interamericano consultados por diarios neogranadinos mencionan que en el sistema interamericano hubo una mora que hizo que en algunos años no se produjeran condenas, problema aunado especialmente a la falta de recursos que lo puso en serios aprietos hace un par de años.
Otros hablan de que Colombia, junto con países como Perú, Ecuador y Guatemala, han sido los mayores receptores de sentencias de la Corte Interamericana, “lo que refleja la gravedad de las violaciones cometidas y la impunidad que ha generado el sistema de justicia colombiano. La gente acude al sistema porque acá no obtiene verdad, justicia ni reparación”.
FF