Son muchos los avances que han conquistado las mujeres venezolanas a lo largo de la Revolución Bolivariana que lleva casi dos décadas, entre ellos su presencia en los espacios de participación política y social.
Las mujeres, quienes siempre han sido las más afectadas por la pobreza generada por el capitalismo, son beneficiarias directas de los programas que ha brindado el proceso de cambios impulsado por el Comandante Presidente Hugo Chávez desde 1998, para la inclusión de los más vulnerables.
En los últimos años las mujeres han logrado una gran presencia en diversos contextos: partidos políticos, organizaciones sociales y comunales. Sin embargo, aún deben ocupar más espacios y cargos de representación, además de adentrarse en la dinámica cambiante y activa en el ejercicio del poder.
El debate principal de las mujeres debe centrarse en el proceso de transformación para la conquista por la equidad e igualdad de género.
Chávez se declaró feminista y dio una lección trascendente al mundo; sin dudas fue un hombre que abrazó la lucha mundial y ancestral de las féminas. Le regaló a las mujeres las Grandes Misiones Socialistas que cambiaron para siempre la vida de millones de venezolanas.
La lucha para profundizar la participación
Las luchas de las mujeres en la historia de Venezuela, se remontan a la resistencia indígena y la batalla independentista, pasando por el papel que ejercieron contra las dictaduras de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, así como su rol en la posterior resistencia contra gobiernos que aplicaron el terrorismo de Estado, la persecución, la tortura, los asesinatos y las desapariciones durante la IV República.
Hugo Chávez irrumpió en la nación y entonces dio el paso determinante para visibilizar la participación protagónica de las mujeres en Venezuela como nunca antes.
En medio del debate también resulta esencial visibilizar la importancia de la igualdad entre hombres y mujeres, tratando de establecer las diferencias y deshacer los principales nudos en los cuales “se generan conflictos de visiones y paradigmas entre lo que es el feminismo y la postura hembrista que habla de la supremacía de la mujer sobre el hombre”. La igualdad debe reivindicarse para construir la Patria y una mejor sociedad en la que todas y todos tengan acceso a los mismos derechos, sin discriminación.
Chávez y Maduro han impulsado un gobierno feminista que permanentemente hace alusión, a nivel nacional e internacional, a que la mujer forma parte de una base social muy firme que impulsa los procesos progresistas: se habla de la Revolución «con rostro de mujer», se habla del «Pueblo-Mujer», de la participación en los procesos de la Patria-Madre.
Sin embargo, esa visibilización del tema mujer también tiene sus riesgos, porque enunciar el asunto no se traduce automáticamente en la puesta en práctica de acciones concretas que impliquen un mejoramiento en la vida de las féminas. Esto es el nodo central a considerar por las organizaciones de mujeres y feministas.
Las conquistas legislativas
Haciendo un balance de lo que han sido los logros significativos para las mujeres en el seno de la Revolución Bolivariana, Gioconda Mota, militante feminista, pone en evidencia cómo éstos no se han dado “por ósmosis”, sino que han sido siempre fruto del movimiento de una lucha organizada. Esto a partir de las conquistas en la elaboración de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) de 1999. Entre éstas destacan:
1.- La utilización de un lenguaje inclusivo y no sexista.
2.- El reconocimiento del trabajo de las amas de casa como un trabajo que genera valor y riqueza para la nación y cuya seguridad social, por ende, debe ser reconocida.
3.- El conferir rango constitucional a los tratados suscritos por la nación, en materia de Derechos Humanos, como la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por su sigla en inglés).
4.- El reconocimiento de la protección a la maternidad y a la familia (elemento importante para las legislaciones sucesivas de ámbito laboral).
Al entramado constitucional le han seguido muchos otros avances en el ámbito legislativo a lo largo del proceso bolivariano.
Una de las conquistas más significativas es la Ley Orgánica del Trabajo para las Trabajadoras y los Trabajadores, previo a cuya promulgación se vivió un proceso intenso de debate “en el que participó, a escala nacional, una masa importante de mujeres y hombres” y en el cual se lograron aspectos concretos como: la extensión del posnatal; la inamovibilidad laboral para los padres; la inamovibilidad permanente para padres y madres de personas con discapacidad con alto nivel de dependencia. Y, por primera vez, se incorpora el tema del abuso sexual en el trabajo.
Otra conquista legislativa importante es la Ley Orgánica para el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (2007): Una ley de avanzada que reconoce 21 formas de violencia, incluidas el femicidio y la inducción al suicidio, estas dos incorporadas a la ley en 2014. Ese instrumento jurídico permite el avance de un conjunto de políticas públicas en materia de la administración de justicia; comienzan a configurarse tribunales y fiscalías especializadas; pasan a desarrollarse procesos formativos a las y los administradores de justicia en diversas instancias.
La norma oficial para la atención integral de la salud sexual y reproductiva del Ministerio del Poder Popular para la Salud también es un logro extraordinario. Se trata de una normativa maravillosa por todo lo que implica su conceptualización; por la diversidad de derechos que incorpora, por cómo -en buena medida- marca una ruta metodológica sobre lo que debe ocurrir en las instancias del Ejecutivo, en los procesos de atención a la salud sexual y a la salud reproductiva de las mujeres.
Otro avance en desarrollo: El Plan del Parto Humanizado
El presidente de la República, Nicolás Maduro, estableció que a través del Carnet de la Patria se desarrollará el Plan del Parto Humanizado, que tiene como meta atender alrededor de 500 mil embarazadas en el país al año.
“La cultura del parto humanizado es la cultura más humana que podamos sembrar en las mujeres embarazadas (…) Yo me quiero incorporar personalmente para ir construyendo ese apoyo a las mujeres en estado”, dijo el mandatario.
Los problemas de la puesta en práctica
«Ha habido un cuerpo de conquistas legislativas por parte de la organización feminista. Pero esto no significa que necesariamente todos estos logros legislativos sean hechos reales en la vida concreta de las mujeres. Y allí es donde creo que está la tensión en el presente”, afirma Gioconda Mota.
«La Asamblea Nacional Constituyente (ANC) está convocando al pueblo venezolano para ver la posibilidad de ampliar los derechos conquistados, comprendiendo que el derecho es algo en permanente movimiento. Sin embargo, para mí la tensión fundamental está en que lo que tenemos en el país es un severo problema de implementación de políticas públicas”, alerta Mota.
Esto se traduce en un estancamiento “e incluso en un retroceso” de la acción concreta, lo cual deriva en un incremento de la problemática que viven las mujeres en su vida cotidiana.
Entre las causas directas, Mota señala la vertiginosidad de las gestiones: «A veces tienes Ministras o Ministros que no pasan de 3, 4, 6 meses en el cargo y eso muy difícilmente posibilita la consolidación de una gestión, pero sobre todo la personalización de las mismas».
«¿Por qué esto es tan peligroso? Porque luego salen esas personas de su gestión y las políticas se paralizan o retroceden”, asegura Mota.
Los temas a priorizar
También existe un problema de foco en la definición y en la actuación de las políticas públicas, dice Mota, trayendo como ejemplo un tema muy grave:
“En el país hay un incremento abrumador de la mortalidad materna. En este momento podemos considerar que es una situación de emergencia nacional, aunque no se le ha dado ese carácter visible y por ende las acciones en consecuencia no son completamente efectivas. Estamos hablando de que casi 5 mujeres mueren diariamente en nuestro país por el problema de la atención durante el parto y el puerperio, especialmente en los centros públicos de salud, porque más del 80% de los partos en nuestro país se atienden en los centros públicos de salud”, asevera Mota.
«Es evidente entonces que no se trata de un problema de acceso a los centros de salud, sino que el problema ocurre allí: ocurre en el ‘ruleteo’, en la violencia obstétrica, en la atención inmediata, en fallas por parte del personal que atiende. Eso traduce dos cosas: que no hay justicia de género (en cualquier otro lugar del mundo frente a cada mujer de esas que muere habría por lo menos una averiguación del personal médico implicado) y, por otro lado, no hay políticas que pongan el foco allí donde está ocurriendo el problema».
Hace falta voluntad política para priorizar éste y otros temas “de honor” que están afectando a ese Pueblo-Mujer, que sigue siendo quien da la cara, quien enfrenta los procesos revolucionarios desde lo concreto.
Según Gioconda Mota, merece una atención diferenciada el fuerte impacto de la guerra económica sobre la vida de las mujeres, la cual se ha agravado a: la doble y triple jornada de trabajo, el titánico esfuerzo en solucionar las necesidades ligadas a la alimentación, a las medicinas, a los productos de higiene, al transporte, al acceso al dinero en efectivo, a todos los servicios afectados, al acceso a los artículos de uso personal femenino y a los métodos anticonceptivos.
“Esto incide en problemas de descontrol de las infecciones de transmisión sexual, en problemas que tienen que ver con el embarazo [no deseado] y el incremento de embarazos adolescentes, que ya de por sí es una problemática grave en Venezuela”.
Exigibilidad, voluntad política y capacidades
Gioconda Mota señaló tres elementos claves: el aumento de los niveles de exigibilidad, la voluntad política y las capacidades.
“Hay un fuerte ejercicio de retórica alrededor del tema del feminismo […] pero no se traduce en acciones concretas por un asunto de voluntad política, de [falta de] mirada crítica con relación a cuáles son realmente las demandas y las necesidades históricas de las mujeres”.
«Exigir una mayor voluntad política se acompaña de solicitar mayores capacidades a quienes sean designadas o designados para impulsar políticas públicas orientadas a la construcción de la equidad y de la igualdad de género. Hay que armar un entramado de conocimientos y de capacidades para que las políticas de verdad se traduzcan en esa dirección”.
Retos Constituyentes
Todavía sigue habiendo una lucha y un esfuerzo por seguir dando conquistas en lo legislativo. En este ámbito, uno de los temas a destacar es el de la participación política de las mujeres.
«Tenemos años demandando el asunto de la paridad con alternabilidad en lo que respecta a los cargos de representación y de elección. Es decir, que las mujeres tengamos las mismas oportunidades políticas, que hayan medidas de acción positiva por parte del Estado para que la mujer acceda a los cargos de representación en condiciones de igualdad».
«Sigue premiando una cultura machista, patriarcal, donde la mayoría de quienes militan y participan socialmente son mujeres pero no necesariamente son quienes están luego en los cargos de decisión ni en los cargos de representación. […] Eso hay que transformarlo culturalmente pero también hay que incidir jurídicamente, para que esas transformaciones culturales avancen más rápido”.
Otra lucha de carácter legislativo es la de los derechos sexuales y reproductivos, que incluye diversos aspectos: el derecho a decidir cuántas hijas e hijos tener, e incluso los que no; la educación sexual; el acceso público y gratuito a métodos anticonceptivos; gozar de espacios de atención de calidad y territorializados en materia de salud sexual y salud reproductiva, entre otros.
Estos son los principales retos legislativos, desde el punto de vista de los derechos de las mujeres, para el proceso constituyente.
“La ANC es un espacio para todo el pueblo organizado, desde una perspectiva histórica, en sectores y en el territorio, para seguir haciendo conquistas legislativas: más no es el único espacio”, puntualizó.
La exigibilidad desde el pueblo organizado
El Estado venezolano debe ser promotor de procesos organizativos como ya lo ha sido, en el que existen “altos niveles de organización popular sumamente diversos” tanto a escala territorial como a escala sectorial, con una lucha de actuación propia.
Para Gioconda Mota los movimientos deberían traducirse en unas luchas de mayor exigibilidad.
«Hemos luchado codo a codo con el proceso revolucionario y la sostenibilidad y apoyo al Gobierno Bolivariano, comprendiéndonos como parte de toda una sociedad y de un proceso histórico. Frente a la coyuntura actual, en este momento, en el territorio y en la realidad concreta, en el complicado día a día de nuestras vidas, tenemos un montón de elementos que están en un proceso de desmoronamiento sustantivo y que necesitan ser atendidos también por quienes impulsamos procesos de lucha. ¿Y quiénes responden a esos elementos? Responde el Estado y el pueblo se organiza. Entonces debe haber un mayor nivel de disciplina y planificación”, finalizó Mota.
La Patria en construcción del Socialismo venezolano, sin duda alguna, ha dado muchos logros, avances y conquistas a las mujeres, pero los triunfos más destacados durante este proceso han sido la adquisición de una admirable capacidad de resistencia, de un mecanismo extraordinario de resiliencia y del dominio de unas herramientas para enfrentar esta guerra psicológica, emocional y física sin precedentes; armas dignas de las empoderadas guerreras hijas de Chávez.
Con información de AlbaTv y Medios SIBCI
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