La Agencia Nacional de Cine brasileña (Ancine) se convirtió en el nuevo objetivo en la mira del polémico presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, quien ahora pretende decidir qué películas serán financiadas por el Estado de acuerdo a su contenido.
En efecto, Bolsonaro – que ya extinguió el Ministerio de Cultura y disminuyó el tope de captación de la Ley Ruanet (que permite captar dinero privado para proyectos culturales a cambio de beneficios fiscales)- prometió esta vez eliminar la Ancine si no logra imponer un filtro a las producciones audiovisuales brasileñas.
“No puedo admitir películas como Bruna Surfistinha con dinero público”, afirmó Bolsonaro la semana pasada, criticando la financiación del largometraje de 2011 de Marcus Baldini que cuenta la historia real de una adolescente de clase media que decide ser prostituta.

De acuerdo con Bolsonaro, “no puede ser que se use dinero público para hacer películas pornográficas«. Sin embargo, la película que refiere, como muchas otras que expone la industria del cine brasileña, habla sobre la realidad de la población de Brasil.
De acuerdo con Vera Zaverucha, exdirectora de la Ancine, el filtro sugerido por Bolsonaro no tiene vías para instituirse. “¿Cómo uno va a decir que no se puede hacer determinada película? Sería censura, no habría manera. Tendría que editar un decreto dejando explícito lo que no puede hacerse. Y él no puede hacer eso, porque la Constitución prohíbe la censura”, expresó.
ARG