A casi ocho meses de los comicios generales del 20 de octubre en Bolivia, tras los cuales una comisión de la OEA generó un informe que validó el golpe de Estado que derrocó a Evo Morales bajo el argumento de fraude electoral, el New York Times publica una investigación que desmonta el principal argumento del “ministerio de colonias (y calumnias)” para avalar la violenta salida del líder indígena del país del altiplano.

Si bien no se trata del primer informe que cuestiona la actuación del organismo con sede en Washington, sí que rebate la supuesta “inexplicabilidad” de los patrones de votación que “encontró”. Diversos investigadores de las universidades de Pennsylvania y de Tulane dieron al traste con la idea de que entre la interrupción del sistema de conteo y su reinicio hubo una extraña discontinuidad en la tendencia del voto, principal argumento con que se avaló la llegada al poder de Jeanine Añez.
Un reporte de RT Play resaltó, este fin de semana, que en este particular el informe del organismo multilateral dejó por fuera los resultados de mil 513 mesas de zonas rurales bolivianas, que suman un total de 4,1% del total de votos y que históricamente favorecieron a Evo Morales Ayma. Dicho porcentaje resulta muy clave si se considera que el análisis del informe de la OEA se basó en una diferencia de apenas 0,5%.
Además, la investigación aporta que el modelo utilizado en el estudio estadístico del órgano panamericano no era el más indicado para estos casos y creo la apariencia de ruptura en torno al cómputo.
Respuesta de los aludidos
Uno de los asesores de la OEA, el profesor de la Universidad de Georgetown Irfan Nooruddin, señaló que el nuevo estudio tergiversó su trabajo, sin proporcionar al Times detalles ni compartir sus métodos pese a reiteradas solicitudes. Por su parte, Gerardo de Icaza, jefe del grupo de observación de la OEA en Bolivia, sí que declaró que lo importante del estudio que encabezó “no era el análisis estadístico o si estaba errado o no” sino la conclusión.

Como guinda del pastel, Calla Hummel, experta de la Universidad de Miami quien en su momento avaló el informe OEA, dijo que el documento «se hizo apresuradamente pero que se determinó que hubo fraude», aunque simplemente “no sabemos dónde ni cuándo”.
En pocas palabras, sin importar a quien de los responsables del informe OEA se le pregunte, el New York Times parece concluir que en Bolivia no importó el método sino el resultado. Ya para nadie es un secreto que el verdadero fraude lo cometió el “ministerio de las calumnias”.
FF/VTactual.com
#VTanálisis: Hegemón comunicacional reconoció inexistencia de fraude electoral en Bolivia