Al parecer, la lucha contra la criminalidad en Colombia le ha quedado un poco grande a las filas de mandatarios que en las últimas décadas han asumido el mando. Es por ello que cada vez más, las numerosas organizaciones delictivas operan con total impunidad, al mismo tiempo que reclutan menores de edad para cometer actos ilícitos. Es el caso de las Bacrim.
Los homicidios, desplazamientos, hurtos, extorsiones y tráfico de estupefacientes son algunos de los delitos que se cometen a diario en Medellín, a la vista de todos y a plena luz del día pese a los esfuerzos de las autoridades. Estas organizaciones delictivas permanecen intactas debido a su composición estructural, ya que las mismas están conformadas por exmilitares, expolicías y la nueva generación.

De acuerdo con la Corporación paz y Democracia, más de 3.200 niños podrían ser parte de estas bandas criminales que hacen vida delictiva en Medellín. Asimismo, estima que los menores de edad podrían ser incitados a cometer sicaritos y torturas desde los 11 años.

Las Bacrim en cifras
Aunque desde principios de este año al 31 de marzo, fueron aprehendidos un total de 582 menores de edad. Esta cifra se queda corta en medio de los números abrumadores que han develado las autoridades en relación a bandas que abarcan el 43 por ciento de toda la actividad criminal que persiste en el país.
Solamente en Medellín existen 10 Grupos Delincuenciales Organizados, los cuales llevan por nombre Los Terraza, Picacho, Caicedo, La Unión, Trianón, Los Triana, Pachelly, Los Chatas, Robledo, y La Sierra.
Según las autoridades estas bandas operan en la zona desde la década de los 50, llegando a trabajar para el mundialmente famoso narcotraficante Pablo Escobar, así como para otros carteles que obtuvieron su fama, no solo por inundar de drogas a la población mundial, sino por dejar a su paso un gran número de víctimas mortales.

Muchas de estas bandas se han atribuido crímenes de personalidades de gran renombre en el país neogradadino, tal es el caso del asesinato del humorista Jaime Garzón; los investigadores del Cinep, Elsa Alvarado y Mario Calderón; así como los de los defensores de derechos humanos Jesús María Valle y Eduardo Umaña.
YR