Corría el mes de marzo de 1810 y la ciudad de Londres pronto se convertiría en el punto de encuentro de la causa emancipadora de la América española, pues en su seno, se concibió y materializó un proyecto informativo que, con el nombre de El Colombiano, traspasaría las fronteras y se presentaría como una voz de defensa de la causa común del pueblo suramericano.
De esta manera, con la firme intención de dar a conocer al mundo la verdadera realidad de los acontecimientos que padecía España y con la imperiosa necesidad de sumar voluntades para acelerar el proyecto de la independencia suramericana, el 15 de marzo de 1810, Francisco de Miranda publica y da a conocer el primer número del periódico El Colombiano.
La razón de ser de El Colombiano
La idea de crear una opinión pública común y de sensibilizar al mundo sobre la necesaria defensa del derecho a la libertad, siempre estuvo presente en el pensamiento de Miranda, quien, desde 1783, iniciaría su búsqueda impetuosa por entender su destino y la del resto del continente.
Desde muy temprano, Miranda supo que la batalla contra la monarquía no solo debía ser en el ámbito militar, sino que la misma también debía librarse en el campo de las mentalidades. Por eso, no doblegaría sus esfuerzos para hacer valer la moral y elevar la conciencia del pueblo suramericano que por siglos, había sido subyugado más por la dominación ideológica que por la fuerza física.

En este sentido, tras las fallidas experiencias de las expediciones de 1806 a las costas venezolanas y tras los últimos sucesos que se desarrollan en Europa, Miranda se encuentra en Londres realizando múltiples gestiones para avanzar en nuevos proyectos políticos que ayuden a impulsar nuevas formas de pensamientos con respecto al sistema de vida que ha sido impuesto por el orden social del sistema colonial.
Con estas ideas, nace y circula el primer periódico de la independencia suramericana en tierra europea. En su primer contenido El Colombiano refiere el propósito de su aparición, señalando que su objetivo principal sería la contribución informativa como un servicio de bienestar. Así podemos leer:
“…el deseo que tenemos de ser útiles a aquellos países, y de contribuir a su felicidad, todo esto nos ha impelido a comunicar a los habitantes del continente colombiano, las noticias que creamos interesantes para poderlos guiar en tan intrincada complicación de objetos, y para ponerlos en estado de juzgar con rectitud y obrar con acierto en una materia que tanto les interesa, pues debe ser el origen de su futura felicidad.”
Miranda tenía presente que la idea de comunicar estaba íntimamente ligada con la obtención de felicidad colectiva, pues al tener noción verdadera de la realidad, la percepción del mundo es moralmente distinta y permite crear los juicios y acciones más acertadas para el bien común. Igualmente, con la idea del continente colombiano, Miranda quiso hacer común su idea de una sola región regida por una misma identidad americana.
Su circulación e impacto
El Colombiano fue un rotativo quincenal que tuvo una corta duración. Sin embargo, su objetivo comunicacional y su impacto continental lograron los propósitos esperados. No solo fue una plataforma que causó asombro y molestia en el reino español e incluso en el ámbito inglés, sino que su contenido fue divulgado hondamente en la región suramericana.
En Caracas, Buenos Aires, México, La Habana y la isla de Trinidad, fueron lugares donde circularon los cinco números que lograron salir entre los meses de marzo y junio de 1810. En su formato a dos columnas y ocho páginas, se presentaron documentos que desmitificaban a la figura del rey y mostraba la verdadera realidad de las acciones políticas ante la invasión napoleónica, como por ejemplo la ilegalidad en el momento que se conformaron la junta central y las juntas provinciales ante la crisis política de la península.
Mantuvo afinidad con el rotativo liberal El Español, dirigido por el sevillano José María Blanco White. Ambos periódicos fueron editados en la misma imprenta del sacerdote R. Juigné y conservaron un mismo espíritu comunicacional que generó aceptación entre los grupos patriotas dentro y fuera del continente europeo.

Para el momento de aparición de El Colombiano, los aires de la revolución ya comenzaban a impregnar la conciencia de los habitantes en las colonias españolas. Miranda sabía de la importancia de su circulación y de los tiempos de cambio que ya eran inevitables, por tanto, su ardua labor para hacer llegar sus ejemplares a los grupos amantes de la causa independentista, forma parte de su esfuerzo inquebrantable por lograr definitivamente la concreción de su proyecto político de unidad continental.
Simón Sánchez/VTactual.com