Falta de lubricantes, engranajes inadecuados, ausencia de la chispa de encendido. El mecánico ha tardado en hallar la falla, pero los motores productivos que desde hace dos años debieron arrancar para el rescate de la economía venezolana, se encuentran en un letargo profundo del que nadie ha logrado despertarlos.
El año pasado la Feria Expo Venezuela exhibió los avances de los 15 Motores Productivos en los sectores agroalimentarios, farmacéuticos, industriales, hidrocarburos, petroquímica, minería, construcción, telecomunicación, banca, finanzas, industria militar, turismo, exportación, economía social y comunal; sin embargo estos avances aún no han reflejado sus éxitos en el terreno.
Motores apagados
El motor agroalimentario, que invitaría al concurso de campesinos, pescadores, productores organizados y privados, es uno de los que mayor deuda tiene con las necesidades básicas del pueblo venezolano. El ministro de Producción Agrícola, Wilmar Castro Soteldo, es la autoridad que se mantiene al frente de esta responsabilidad.

El farmacéutico, sector muy afectado por el bloqueo a la compra de medicinas, no ha logrado surtir a las farmacias de la red pública. Tampoco avanza el sector industrial, al que a pesar de la inyección de capital estatal, continúa bajando sus niveles de producción. El motor farmacéutico está a cargo de Elías Jaua Milano y el industrial, de Miguel Pérez Abad. Sin embargo, sectores como el de calzado y de productos de limpieza reconocen el impulso que tuvieron en los últimos dos años, gracias a la materialización de algunos objetivos del Motor Industrial.
Otros motores actualmente inertes se encuentran en la banca y las finanzas. Sectores que tuvieron un crecimiento extraordinario y que hoy presentan importantes retrocesos cualitativos y cuantitativos. Inicialmente Ramón Lobo estuvo a cargo del motor finanzas y fue sustituído por Calixto Ortega Sánchez.
A media máquina
El único motor con gasolina fue turismo que de manera incipiente dio pasos de avance. Marleny Contreras tuvo esta responsabilidad y a su paso logró concretar varios objetivos como la creación de la Universidad el Turismo, la ampliación de cartera crediticia y la firma de alianzas con cadenas privadas, entre otros. Contreras salió para dejar a cargo a Stella Lugo.
Los motores petrolero y de petroquímica son unos de los que más preocupan al gobierno venezolano. La merma en la producción y la dificultad que la industria petrolera ha tenido para levantarla, hizo que el gobierno instalara siete mesas de trabajo para incrementar la producción. Estos motores estaban a cargo de Eulogio Del Pino y Nelson Martínez, quienes fueron detenidos tras las acusaciones de corrupción en la industria petrolera, que formuló la Fiscalía General de la República.

El motor de minería, inicialmente a cargo de Roberto Mirabal, ha tenido importantes movimientos tras la certificación del arco minero venezolano, con lo que se establecen importantes bases legales para su explotación. Sin embargo falta mucho para que sus efectos alivien la golpeada economía del país caribeño. Hoy este motor está bajo responsabilidad de Víctor Hugo Cano.
La construcción es uno de los sectores que no se ha parado del todo. Las principales ciudades del país presentan en sus paisajes variedad de edificaciones en construcción, entre ellas, varias correspondientes a la Gran Misión Vivienda Venezuela. Este motor tuvo como responsable al ex-ministro de vivienda Manuel Quevedo, recientemente removido y sustituído por Ildemaro Villarroel.
La chispa que no fue
El motor de Industrias Básicas, Estratégicas y Socialistas quedó en deuda. De él poco o nada ha prosperado y, peor aún, está muy alejado de cumplir su misión original que era generar divisas alternativas al petróleo. Juan Arias, ministro de Industrias, era el responsable de este motor que estaba destinado a ser eje central de los otros. Tras el reacomodo del tren ministerial, aún no se ha definido quién queda a cargo de esta responsabilidad.
Los recientes ajustes en su gabinete económico, indican que el presidente venezolano está urgido de resultados. La remoción casi total de los encargados originales de los llamados «motores productivos», es una prueba de ello. El bloqueo financiero que arrecia desde EE.UU y la Unión Europea y la inmanejable crisis interna, no admiten tiempo para perder.