El internet y las redes sociales se han convertido en una plataforma rápida, de fácil acceso donde miles de personas alrededor del mundo pueden comunicarse y compartir cualquier tipo de información con sus semejantes sin importar el lugar donde se encuentren.
Gracias a esto, han surgido desde hace unos años un grupo de personas -entre niños, jóvenes y adultos- que se dedican particularmente a la producción de contenido para las redes sociales, ganando mayor notoriedad quienes comparten sus creaciones en portales digitales como Youtube e Instagram.
Las personas que logran sobresalir son conocidas como influencers

Se considera <<influencer>> a la persona que incide directa o indirectamente en las decisiones y comportamientos de los demás, aprovechándose de su notoriedad en las redes sociales y el número de seguidores que posee en las mismas para manipular la opinión pública.
Por lo general, un influencer es alguien capaz de crear y viralizar contenidos en la web, multiplicando la difusión y propagación de vídeos, productos e imágenes; influyendo en las preferencias de consumo de sus seguidores, por lo que también son requeridos por las empresas como parte de su estrategia de marketing.
Arma de doble filo
Una persona que se ha relacionado durante largo tiempo con el mundo del entretenimiento podría manejarse de manera mucho más equilibrada ante el público.
Mientras que -en la mayoría de los casos- un influencer debe lidiar repentinamente con la fama y con ella, la falta de privacidad. Este nuevo estilo de vida puede desencadenar graves consecuencias físicas y emocionales, sobre todo si no se cuenta con la asesoría adecuada.
Otra de las desventajas que presenta este “fenómeno digital”, es que no hay un control previo sobre el contenido y las opiniones que son compartidas por los influencers en internet y, aunque actualmente algunas páginas cuentan con filtros de seguridad, los esfuerzos parecen no ser suficientes.

A un “click” del fracaso
Cuantos más seguidores tenga un influencer, más repercusión tendrán sus acciones en el público. Tal como sucedió en el año 2017 cuando el youtuber estadounidense conocido como Logan Paul, compartió un video en el que aparecía el cadáver de un suicida en Japón.
En la grabación se ve como Paul y sus amigos se topan con el cuerpo del hombre, se sorprenden pero también hacen bromas al respecto.
Con más de 15 millones de suscriptores en Youtube -la mayoría adolescentes y menores de edad- Logan no imaginó las consecuencias que traería la publicación de este video a su carrera como personalidad de internet. Varias relaciones comerciales rotas, desconfianza y miles de “dislikes” le costaron a Logan Paul su éxito en las redes sociales.
Paola Pertuz/VTactual.com